Hemos aprovechado hace unos días para visitar el Monasterio de Santa María del Paular. Entre sus muros se palpa la historia de España y un inmenso patrimonio artístico que cuidan los benedictinos y Patrimonio Nacional. Para sus orígenes tenemos que remontarnos a la fecha del 29 de agosto de 1390, cuando Juan I de Castilla donó a la orden cartuja sus residencias y capilla de Santa María del Poblar. Terrenos usados como cazaderos por la corona de Castilla desde tiempos de Alfonso XI y situados en el valle del Lozoya, con vistas a la sierra. El testamento de este rey Trastámara benefició a D.Lope Martínez, monje de la cartuja de Scala Dei y que era natural de Segovia. Se fundó así la primera cartuja de Castilla y la sexta dentro de España. En aquel entonces estos terrenos pertenecían a Segovia y así seguirá siendo hasta que, en 1834, pasen administrativamente a depender de Madrid. Por orden de Enrique III de Castilla se empezó a construir una nueva iglesia, en 1406, en la que trabajó el arquitecto Gil Fernández y también vemos artesanos moriscos segovianos que dejarían huella en ella, como en la decoración del púlpito del refectorio. Reinando los Reyes Católicos se le dió una gran impulso a las obras de la iglesia, bajo la dirección de Juan Guas. Su estilo de transición entre el gótico y el plateresco nos recuerda mucho al desarrollado en el monasterio de San Juan de los Reyes de Toledo. De esta época quedan las rejas, el retablo plateresco y el atrio de la iglesia con sus bóvedas.
jueves, 13 de agosto de 2020
Monasterio de Santa María del Paular
Arco plateresco de entrada a la iglesia, realizado por Juan Guas. Uniendo la labor de arquitectura y escultura, con esa minuciosa talla de relieve. En el tímpano una Piedad policromada (SIEMA Matritensis)
La iglesia es de una sola nave, con presbiterio en alto, cabecera plana y toda ella abovedada. Aunque ha perdido parte de su decoración original debido a la guerra de Independencia, desamortización y guerra civil, todavía es de admirar y se nos queda la boca abierta nada más entrar y contemplar, por ejemplo, su reja de Francisco de Salamanca. Realizada a mitad del s XV, muestra un medallón con la imagen de San Juan Bautista, a quien estaba también dedicada la iglesia, por ser la advocación de los reyes trastámaras Juan I y Juan II. También, en el lado izquierdo, aparece los escudos trastámaras.
Reja de final del gótico, con fino trabajo en hierro y remates con escudos, coronas y espirales. Se ve al fondo el retablo plateresco y las cubiertas de las bóvedas de época más tardía (SIEMA Matritensis)
El retablo mayor, de autor anónimo, sigue un estilo hispano-flamenco y está esculpido en alabastro por los seguidores de la escuela de Juan Guas. Dividido en dos partes: la parte inferior está dedicada a la Virgen, cuya imagen se nos muestra en el centro rodeada de ángeles. Encima, pequeñas escenas en formato rectangular nos reflejan la vida de María, desde su nacimiento, pasando por su matrimonio con San José, la adoración de los magos. Como en el gótico, puestas sin orden cronológico. La talla es minuciosa y aparecen multitud de detalles y ambientación en cada una de las escenas. Las cuatro calles de la parte superior reflejan la vida de Jesús (presentación en el templo, su bautizo, flagelación, muerte y, terminan, con escenas de Cristo glorioso y resucitado). Está rematado por un Calvario, también realizado en alabastro policromado. En las esquinas de arriba, San Juan Bautista y San Bruno. La fina tracería gótica enmarca todas las escenas. La sillería del coro, tallada en madera de nogal por Bartolomé Fernández (s.XVI) se ha recuperado recientemente para el Paular, pues con la desamortización de 1835 se había trasladado a la Basílica de San Francisco, el Grande. Pero, desde el 2003, luce de nuevo aquí. Con su friso de dragones alados, conchas, centauros de corte renacentista y sus numerosos santos y profetas.
Vista general de esta obra maestra del retablo del Paular (wikipedia)
El conjunto del Monasterio del Paular presenta añadidos de diversas épocas. Su sobrio exterior de estilo herreriano puede ocultarnos el plateresco y barroco que observamos luego en algunas estancias de su interior. En el siglo XVI trabajó en el monasterio Rodrigo Gil de Hontañón, que era natural de la propia Rascafría y había ejercido como maestro en las catedrales cercanas de Segovia, Salamanca, así como en palacios o edificios civiles de esas provincias y en la fachada de la universidad de Alcalá de Henares. Dejó su huella en la portada del patio del Ave María. El Renacimiento supuso una época de esplendor para los cartujos en Europa. Desde el Paular se apoyó y ayudó a financiar otros conjuntos cartujos, como el famoso de Granada. Ya que el Monasterio del Paular contaba con ingresos que le proporcionaban las inmensas cabañas de ovejas merinas de la zona y otros campos (con los beneficios de la pesca y de las maderas de sus bosques), así como dos batanes, uno usado para fabricar papel. Desde el exterior se observa el muro rectangular con contrafuertes que cubre la iglesia de planta basilical de una sola nave y la capilla del sagrario con su forma octogonal.
Vista general del Paular, con sus sobrios muros de piedra y alternancia de cubiertas de teja o chapiteles de pizarra (SIEMA Matritensis)
Del interior destaca el refectorio, con su púlpito de decoración mudéjar para el monje que realiza las lecturas mientras comen. Estancia rectangular, con sillería y mesas en los laterales y cubiertas de bóvedas de crucería góticas. El púlpito está casi en la esquina donde aparecen un lienzo de la Santa Cena (copia que realizó Eugenio de Orozco del original pintado por Tiziano para el refectorio del Escorial)y un relieve del Calvario que se adaptan perfectamente al marco arquitectónico. La sala capitular contiene un retablo barroco de Churriguera, en madera dorada, con seis columnas gigantes salomónicas. En la hornacina central está la Inmaculada y, arriba el Calvario. En los laterales de la parte de abajo aparecen dos santos cartujos. Las bóvedas ojivales son del siglo XV. En la capilla de los apostóles nos llaman la atención unos azulejos de Talavera del s. XVIII. La Biblioteca está abovedada y pintada con unos frescos inspirados en la biblioteca del Escorial. Un crucificado de Juan de Juni (s. XVI) preside la Sacristía. En el Claustro el prior Juan de Baez encargó a Vicente Carducho 56 cuadros para cubrir los huecos entre arcos. En esas pinturas, realizadas con maestría por este pintor napolitano, se narra la vida del fundador de la orden cartuja, San Bruno de Colonia, así como los hechos más sobresalientes de la historia de los cartujos.
Vista general del refectorio, con el lienzo y calvario en uno de sus lados. Los gruesos muros de piedra sujetan bóvedas de crucería (unpaísenmiblog)
Vicente Carducho. La realizó, en estilo plateresco, Juan Guas, en la época de los
Reyes Católicos, combinando arcos polilobulados y mixtilíneos (SIEMA Matritensis)
Durante el s. XVIII se añadió la capilla octogonal del Sagrario y el Transparente. Comenzó a construirse en 1718, dentro de un estilo rococó por Francisco Hurtado Izquierdo, que había trabajado en las catedrales de Córdoba y Granada, realizando también el sagrario de la famosa cartuja de Granada. Todo en ella es movimiento, luz y color. Dispuso de dos recintos separados por una especie de cancel calado. En uno se coloca el tabernáculo, dentro de una estructura hexagonal, realizado en mármoles y jaspes de diferentes colores, pero donde destacan los tonos rojizos. Sus muros laterales, al igual que la cartuja de Granada, se cubren de decoración a base de yeserías. Un auténtico de transparente de luz y color. Albergaba una custodia barroca de plata que los franceses robaron durante la guerra de Independencia. Después, la capilla anexa octogonal contiene esculturas barrocas y de principios de siglo XVIII, como Sta. Inés, Sta. Catalina o San Bruno, esculpidas por Pedro Duque Cornejo, la primera, y otras por el sobrino de la Roldana o el escultor Pedro Alonso de los Ríos. Pequeños altares en los laterales para celebrar misa en recogimiento y privacidad cada uno de los monjes cartujos.
Vista exterior de la capilla octogonal del Sagrario o transparente (SIEMA Matritensis)
(Glosario ilustrado del arte arquitectónico)
No pudo librarse el Paular del devenir de la historia y sus odios contra el patrimonio religioso. La guerra de la independencia saqueó sus pertenencias. Con la desamortización se produjo la secularización del monasterio y la dispersión por España de su patrimonio. Las pinturas de la serie cartujana entraron a formar parte del Museo de la Trinidad en 1836. Al rezar el estado dicho museo, en 1872, sus obras se integraron en el Museo del Prado, pero como no disponía de sitio suficiente para albergar tantos fondos, se distribuyeron por las diferentes provincias de España, de manera aleatoria y sin atender a temas o series. Pasaron por la catedral de Córdoba, la escuela de Bellas Artes de la Coruña, palacios arzobispales de Valladolid o Jaca, universidad de Sevilla o monasterios de Miraflores y Poblet. En el 2001 el Museo del Prado comenzó a reunificar los lienzos para restaurarlos y, así, en el 2011 se inició el proceso de reintegración de las obras que forman el claustro cartujano. Pero no así del resto. Todo este proceso está muy bien explicado por Patrimonio Nacional en la exposición dentro del monasterio donde he podido tomar estas notas.
Dispersión por España de las obras (SIEMA Matritensis)
Como he comentado, en 1835 se interrumpió la vida monástica. En el año de 1844 el estado vendió a Rafael Sánchez Merino la propiedad, con la condición de que mantuviera en buenas condiciones dicho patrimonio. Ante el incumplimiento de lo acordado, el estado la recupera en 1864. En 1876 es declarado el conjunto del monasterio del Paular como monumento histórico. la Institución Libre de Enseñanz, con Giner de los Ríos, le dará importancia y organizará excursiones en el sitio. Desde 1911-1953, la dirección de Bellas Artes organizó una beca para pintores paisajistas y residían allí mismo. Rascafría se convirtió en lugar de veraneo de familias importantes de Madrid e intelectuales de la talla de Menéndez Pidal o Ibañez Marín. La familia Muguruza, a instancias del Marqués de Comillas, ayudó a la restauración . Franco propuso a los cartujos regresar al Paular , pero éstos lo rechazaron. Desde 1954 hasta nuestros días, es un monasterio perteneciente a los benedictinos. Pertenece también a Patrimonio Nacional, al ser una fundación integrada en los sitios reales. La iglesia celebra eucaristías abiertas al público y los benedictinos tienen una pequeña hospedería dentro del propio monasterio, donde participar de lo mismo que hace la comunidad monástica. Para más información: monasteriodeelpaular.es ( Telf 918691958) o info@monasteriodeelpaular.com. No quería terminar sin recomendar dos sitios para tomar algo en vuestra visita al Paular. Por un lado, el restaurante Hotel rural Marcos, muy cercano al monasterio, con precios asequibles y una terraza enorme donde estar muy a gusto. Además, con aparcamiento amplio. O el restaurante los Claveles con vistas al parque natural Peñalara, también con amplios espacios y terraza y comida local de calidad. Espero que disfrutéis del verano y podáis acercaros a conocer el lugar. Ya sabéis que podéis seguirnos en twitter o instagram @siemamadencanto; facebook Siema Matritensis o www.siema.es (en la web sólo información muy general). Así como conectar por esas redes, el mismo blog o info@siema.es
Maribel Piqueras
Hotel rural Marcos (forkweb)
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lunes, 3 de agosto de 2020
Casas de la Marquesa de Eguarás, de los Duques de Sueca y edificio de viviendas en San Marcos 43
Siempre me han llamado la atención las casas señoriales que te encuentras cuando enseñas el barrio de Chueca o la calle Barquillo. Elegantes edificios de finales s XIX, algunos con uso de viviendas particulares desde el principio y otros pertenecientes a familias nobles. Hoy me detendré en tres de ellos. El de la Marquesa de Eguarás y el de los Duques de Sueca, ambos en la calle Barquillo, y el de la calle San Marcos 43. El magnífico edificio de la calle Barquillo 22 fueron las viviendas para la Marquesa de Egarás, construídas en 1899 por Jesús Carrasco Muñoz Encina. Hacen esquina, ya que el solar era muy alargado y ocupaba también una fachada a lo largo de la calle Prim. En la parte de abajo situaban locales comerciales y, la vivienda noble se extendía en la segunda planta. El arquitecto manejó a la perfección los adornos mudéjares, sobre todo en la decoración de la esquina achaflanada. Combinó también con nuevas técnicas de hierro y cristal en los miradores y un elaborado trabajo de estucos y falsa piedra para remates de ventanas y balcones. En el hall de la vivienda destaca el trabajo modernistas del taller de Zuloaga, en los azulejos de cerámica con tonos azules y la iluminación. También el ascensor es el original.
El edificio de la Marquesa de Eguarás se adentra como un barco en la calle
Barquillo (SIEMA Matritensis)
Decoración modernista del portal de Barquillo 22 realizado por los talleres Zuloaga, en azulejos florales, igual que los capiteles de las pilastras (SIEMA Matritensis)
En la vivienda noble se mantienen los suelos originales del parquet, las molduras de las paredes y la vidriera de la casa maumejean que da a uno de los patios interiores, justo en el recibidor. Ahora la ocupa la Fundación Fusara, a quien agradecemos el permitirnos acceder a ella.
Vista general de la vidriera en el vestíbulo de la planta noble (SIEMA Matritensis)
El edificio para el Duque de Sueca y Alcudia , Adolfo Rúspoli y Godoy, es de 1904. El hijo mayor de Carlota Rúspoli (hija de la famosa Condesa de Chinchón y de Godoy)) se lo había encargado a José Urioste y Velada. Urioste había realizado el pabellón español en la exposición de París de 1900, utilizando el estilo plateresco que luego le van a requerir en otros palacetes de Madrid. Planteó en una planta cuadrada dos viviendas independientes, pero unidas a un patio rectangular. La parte de atrás da a los jardines del Palacio de Buena Vista. Palacio que, curiosamente, cedió el Ayuntamiento a Godoy y éste lo decoró con elegantes frescos y muebles de lujosa marquetería de madera, pero nunca lo llegaría a usar. Así que a los jardines del palacio de su abuelo daban las viviendas. Destacan sus elegantes miradores en las esquinas con minuciosa decoración neoplateresca y se percibe la estructura de dos edificios de fachada rectangular, con el medio estrecho donde iría el patio detrás. Medallones, grutescos, relieves renacentistas abundan en la fachada recién restaurada que brilla con todo su esplendor.
Casa palacio de los Duques de Sueca (rutas pangea)
Por último, hacemos un alto en el edificio de viviendas de la cercana calle San Marcos 43, también recientemente restaurado con gran profesionalidad y acierto. Lo realizó el arquitecto Luís Aladrín Mendivil para Andrés Covarrubias a fines del s XIX . Sobre el patio de carruajes se eleva con ménsulas de piedra una fachada mirador donde se alterna la piedra y el hierro, con una decoración ecléctica decimonónica. De efecto muy colorista por la alternancia de paños de ladrillo de diferente color, con piedra blanca, barandillas de hierro con elaborado trabajo de forja modernista y frisos de pinturas.
Fachada principal y entrada de carruajes de San Marcos 43 (SIEMA Matritensis)
Detalle de los balcones con alternancia de materiales: hierro, ladrillo, piedra, frisos de estuco
pintados (SIEMA Matritensis)
ménsulas, casetones, flores, frontones, etc (SIEMA Matritensis)
Entrada a la vivienda, con las iniciales del nombre y apellidos del propietario, A y C (Andrés Covarrubias). Decoración floral, espirales y palmetas, alternan con las columnas y ménsulas
(SIEMA Matritensis)
Para terminar recomiendo acercarse a G 69, local de decoración y diseño que ocupa los bajos de Barquillo 11 y que se inauguró en enero del 2020. Geraldine y Cyril, el matrimonio Boudarel, apostaron alto para exponer en los 350 ms del local una selección de mobiliario, con piezas únicas, de diseño, atendiendo a que sean productos que respeten la naturaleza. Además, son un encanto de personas, que te saben aconsejar bien. Pero no solo mobiliario, sino iluminación, vajillas (me encantan las de cerámica portuguesa), fragancias francesas, velas (las originales piramidales de Esther&Erik o las de Cicerie de Gascone de ceras naturales), cuadros, espejos y muchas cosas más. La reforma del local ha mantenido suelos originales del s XIX, así como las finas columnas de hierro o vigas antiguas. De verdad merece la pena. Con sus imágenes me despido.
Maribel Piqueras
Vista general de G69 con las columnas de hierro del s XIX (SIEMA Matritensis)
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