La Imprenta Municipal está ubicada en un edificio de 1933, situado en la calle Concepción Jerónima nº 15. Uno de los pocos edificios industriales para recordar viejos oficios que quedan en Madrid. Nos parece muy adecuado rendirla un homenaje en este simbólico día 23 de abril, que tanta importancia tiene para el mundo del libro y los escritores.
Fachada de ladrillo visto (Foto Siema Matritensis)
Para los orígenes de la imprenta tendríamos que remontarnos a Guttemberg, que la usó en un primer momento para imprimir Biblias, de las cuales en España quedan sólo dos ejemplares (una de las que está completa se guarda en Burgos). Las primeras letras estaban compuestas de plomo, antimonio y estaño. La caja que guarda esas letras curiosamente presenta la misma distribución desde el sXVII, lo único que varia son algunos tipos por los diferentes idiomas que existen. En esta imprenta municipal me impresionó ver, y todavía en funcionamiento, una imprenta manual de tipos móviles, como la que Juan de la Cuesta utilizó para imprimir el Quijote. Está construida en madera, por medio de cuñas que se desmontan, ya que era un sistema portátil. La tinta se extendía por medio de "balas" de madera y cuero, pero que no permitía la uniformidad que tiene el sistema de hoy en día. Todavía se usa para imprimir ciertos documentos, como diplomas, por ejemplo.
Caja con la distribución de los tipos de plomo (Foto Siema Matritensis)
Imprenta manual de tipos móviles, construida con cuñas y prensa
desmontable. A la izquierda la frasqueta, que es el pergamino recortado para que la tinta
de sólo en los huecos (Foto Siema Matritensis)
Balas antiguas de madera y cuero para extender la tinta
(Foto Siema Matritensis)
La Imprenta mecánica aparece durante el s.XIX. Es una maquinaria de hierro, aunque se mantiene el mismo sistema de tímpano con frasqueta, cama y pletina para ejercer presión. Funcionan plano contra plano y todo el conjunto resulta mucho más grande. Aquí ya no necesitan tantos ajustes. Luego aparecerá la Fundidora de tipos, que los expulsa, una vez troquelados, al exterior. Funciona con gas y casi todas son de fabricación alemana, aunque el modelo que se puede ver el esta imprenta proviene de EEUU.
Imprenta mecánica (Foto Siema Matritensis)
Fundidora de tipos (Foto Siema Matritensis)
Las Prensas para grandes rotativas se utilizaron mucho para los periódicos. Podían imprimir hasta 1500 pliegos por hora. La tinta estaba formada por aceite y hollín, pero ya ha desaparecido el batidor que batía la tinta anteriormente. Después se usarán también otros modelos, como la prensa plano-cilíndrica o las minervas. Estas últimas se utilizaban para impresiones de pequeño formato (tarjetas, recordatorios por ejemplo). Iban muy rápido y eran muy peligrosas, ya que podían seccionarte un dedo o la mano. La prensa plano-cilíndrica supuso la gran transformación de las prensas de imprimir tradicionales y se empezó a utilizar a principios del s XIX. Frederick Koenig puso en marcha esta nueva estructura, entre 1811-1814, para sustituir el tímpano plano por uno cilíndrico. Todo el proceso ganaba en rapidez. Aparecieron modelos para varios colores, automatizándose la alimentación de papel. Cuando aparece la litografía también esas prensas usaron este sistema de cilindro contra plano. Las actuales prensas offset siguen igualmente este modelo.
Minerva para impresiones de pequeño formato
( Foto Siema Matritensis)
Prensa plano-cilíndrica (Foto Siema Matritensis)
Otro modelo de plano-cilíndrica (Foto Siema Matritensis)
La Linotipia también es un invento muy importante alemán. Al que lo inventó se le conoce como "segundo Guttemberg". Ahora no hay tipos móviles, sino matrices. Sobre ella se vertía el plomo fundido. Trabajar con tanto ruido y respirando el aire impregnado de plomo producía muchas enfermedades en los trabajadores. Los empresarios intentaban paliarlo ofreciendo al trabajador 1.5l de leche al día, aunque muchos preferían dinero a la leche.
Dibujo explicativo, como todos los de esta imprenta, sobre la máquina de linotipia
(Foto Siema Matritensis)
Muy interesante también contemplar un tórculo de madera del s. XVIII, con el mismo sistema que el utilizado por Goya para hacer sus grabados. Se trabajaba con placas de cobre ya preparadas y grabadas. La tinta se quedaba en los huecos cincelados del grabado. Luego se imprimiría sobre el papel, utilizando un cilindro con una mantilla de lana.
Tórculo del s. XVIII (Foto Siema Matritensis)
En esta Imprenta Municipal también se pueden contemplar prensas para litografías. En este caso se utiliza un sistema de impresión en húmedo, basado en la repulsión entre tinta grasa y la humedad. La piedra se dibuja con lápiz graso y sobre ella se aplica humedad, que sólo permanece en las zonas no dibujadas. Al aplicar la tinta, ésta queda adherida a las zonas dibujadas y se transfiere al papel mediante presión. Hay un juego de rodillos que toman la humedad mediante una mantilla impregnada en agua.
Ejemplo de litografía (Foto Siema Matritensis)
Para terminar, es muy importante el proceso de encuadernación: primero se usa una prensa para quitar el aire que quede entre las hojas; luego se hacen los agujeros para poder pasar los hilos y hacer los cuadernillos. Nos comentaron que la llamada "costura española" es la mejor, al ser la más completa y conseguir coser todo el cuadernillo con cordeles. Por último vendría el proceso de guillotinar el libro y cubrirlo con las tapas decoradas. Para la decoración de las mismas hay varias opciones: pan de oro, troquelados, dibujos conseguidos por medio de hierros calientes con diferentes formas. Hay un lienzo donde aparece el encuadernador madrileño Antonio Palomino decorando los lomos con hierros calientes.
Detalle del cuadro donde aparece Antonio Palomino decorando los lomos
(Foto Siema Matritensis)
Antes de mostraros el negocio con encanto por la zona os recordamos que podéis seguirnos en Twitter@siemamadencanto, Facebook Siema Matritensis o en agenda de www.siema.es, donde publicamos las visitas con posibilidad de inscripción individual, no de empresa o privadas (ya que estas no están abiertas al público y no se publican). En la cercana calle de Mesón de Paredes nº 13 nos encontramos la que se considera la taberna más antigua de Madrid, me refiero a la Taberna de Antonio Sánchez. Fundada en 1786 por personas vinculadas al mundo taurino, todavía sigue en funcionamiento como taberna. Conserva sus antiguas maderas, sus quinques de gas, el sistema elevador de botellas desde la bodega, sus cuevas de la parte baja, sus cuadros de antiguos toreros (como Frascuelo, Lagartijo o Cara Ancha). Además fue lugar de reunión y de tertulias literarias de fines sXIX y principios del s. XX. Hoy mantiene también un menú tradicional de comida castellana.
Os animo a realizar un parón gastronómico e histórico en ella.
Maribel Piqueras