Hoy nos centraremos en esta gran joya, muy desconocida, situada justo en la Gran Vía madrileña. Con entrada por la calle Caballero de Gracia nº 5 o Gran Vía nº 17. La mayoría del público no sabe que Juan de Villanueva diseñó su interior como un museo del Prado en pequeñito. El nombre de Caballero de Gracia le viene del noble italiano que fundó la Congregación del Santísimo Sacramento. Jacopo Gratti era un noble italiano de larga vida, pues nació en Módena en 1517 y falleció en Madrid en 1619, con 102 años, y está enterrado en esta iglesia. Gratti tenía el grado de doctor en Derecho por la universidad de Bolonia. De joven tuvo una vida algo licenciosa, llena de juergas y amores. Pero su vida cambió cuando se percató que Jesucristo estaba realmente presente en la Eucaristía. Ejerció como diplomático en Italia, Francia, Alemania y España. En Madrid trabajó para la Santa Sede y para Felipe II. A los 64 fue ordenado sacerdote. Utilizó sus contactos e influencias para fundar una asociación eucarística que todavía existe con sede en esta iglesia, la "Antigua, Real y Venerable Congregación de Indignos Esclavos del Santísimo Sacramento". Como el Caballero de Gracia era un gran amante de la literatura y el arte, convenció a importantes artistas para pertenecer a la Congregación o, sino, al menos a participar de las adoraciones y donar obras de arte. En el nartex localizamos unas placas con los nombres de famosos miembros de la Congregación o simpatizantes a lo largo de la historia (como San Simón de Rojas, el venerable Juan Palafox, Tirso de Molina, Calderón o Lope de Vega). Algunas obras de arte no disponibles para el público pertenecen a las dependencias de esta Congregación, como por ejemplo "La Virgen de la Leche" de Carreño, una "Dolorosa" de Morales o un "San Francisco de Borja" de Manuel Álvarez Peña. Este Caballero de Gracia entregó todos sus bienes a los pobres y necesitados y promovió diversas fundaciones en Madrid.
Tumba del caballero de Gracia, situada arriba, en el lado derecho del Oratorio y muy cerca del altar. Se trasladó aquí desde el convento adyacente en 1836. (Foto de SIEMA)
El Caballero de Gracia (es como se le llamaba al castellanizar su propio apellido) fundó para los llamados Clérigos Menores o Caracciolos un convento en esta calle con la calle Clavel y luego se lo cedió a las monjas Franciscanas Concepcionistas. En él se situaba la antigua Congregación del Santísimo Sacramento. Los actos de esta congregación aumentaban y las horas de adoración también, con la consiguiente molestia a la vida diaria de las monjas. Gracias a esa situación tenemos el actual Oratorio que, además, es de fundación real. Durante el sXVIII la Congregación pidió al rey Carlos III la construcción de una capilla independiente del convento de Franciscanas Concepcionistas y este rey tan devoto y comprensivo accedió, sin dudar, a sus peticiones. Para ello contrató el proyecto al arquitecto más famoso del momento, el neoclásico Juan de Villanueva, que estaba en lo más alto de su carrera profesional, habiendo triunfado el año anterior con el actual Museo del Prado. Juan de Villanueva diseña todo el proyecto, pero las obras se alargan desde 1786-1795 y las tiene que continuar un discípulo de Villanueva, Pedro Arnal
Diversos detalles de la fachada principal (Foto SIEMA)
Villanueva, Plano original de la fachada que se conserva en el Museo de Historia de Madrid (Foto SIEMA)
La fachada principal es ésta de la calle Caballero de Gracia. Completamente neoclásica, predominando la línea arquitrabada, triangular y las columnas clásicas. Como el Oratorio no tiene perspectiva desde esta estrecha calle, Juan de Villanueva tiene la genial idea de desarrollarlo hacia dentro. Retranquea la puerta tras unas pequeñas escaleras y hace un pórtico con dos gigantes columnas de orden jónico. El relieve superior de la Santa Cena siguiendo el modelo Da Vinci es de José Tomás. A pesar de que el interior de la iglesia se termina en 1795 y se decora con lienzos y frescos al año siguiente, los retoques de la fachada son posteriores, de otro discípulo de Villanueva que se llama Custodio Moreno ( en 1828-31)
Virgen del Socorro situada en el nartex tras un reja. Es de Francisco Elías (1825), realizada siguiendo modelos de Salzillo ( Foto SIEMA)
Vista general del Interior del Real Oratorio de Caballero de Gracia (Foto SIEMA)
Bóveda con casetones y amplios lunetos ( Foto SIEMA)
Villanueva diseñó un pequeño templo neoclásico, donde las columnas son las protagonistas. Ellas organizan el espacio, creando una especie de pasillos laterales. El oratorio es pues de una sola nave y dispone de 14 columnas con capitel compuesto y realizadas en una sola pieza de granito, 7 a cada lado. Todo recuerda a la disposición del Museo del Prado, también la larga cubierta de bóveda de cañón perforada por lunetos y adornada con casetones . Este pequeño templo es muy luminoso: lunetos, ventanales del tambor de la cúpula elíptica del crucero y las vidrieras emplomadas.
La cúpula del crucero está adornada por alegres frescos de Zacarías González Velázquez, representando escenas que tengan que ver con la Eucarístía (como el Sacrificio de Isaac, Encuentro de Ruth con espigas de trigo y Booz, Sansón alimentándose de miel de la boca del león o la vuelta de los exploradores de la Tierra de Canaan)
Según entramos destaca un gran crucifijo barroco de Juan Sánchez Barba ( "el Cristo de la Agonía"), realizado en 1650 y que contrasta su expresividad con el ambiente más neoclásico del oratorio. También a los pies se sitúan dos de las obras más antiguas del oratorio: "La Virgen de la Perseverancia" y "San Juan" (ambos anónimos del s XVI). A los pies está el coro alto con el órgano rodeado de esculturas de ángeles.
Cristo de la Agonía (Foto SIEMA)
Virgen de la Perseverancia (Foto SIEMA)
Órgano de Caballero de Gracia. Abajo a la derecha asoma el San Juan que forma pareja por estilo con la Virgen de la Perseverancia (Foto SIEMA)
En general, toda la decoración de la iglesia es muy armoniosa y corresponde al sXVIII. Los lienzos colgados en los laterales se colocaron en 1796. En el lado derecho encontramos el neoclásico "San Miguel Arcángel " (López Enguídanos) y "Jesús y la Magdalena " (José Beratón) y ,por último, más rococó el "San José con el Niño" (Zacarías González Velázquez). En el lado de la izda, "La Virgen con S. Joaquín y Sta. Ana" (José Camarón), "San Pablo y San Pedro" (Beratón) y una "Inmaculada" de Zacarías González Velázquez.
"Jesús y la Magdalena" de Beratón (Foto SIEMA)
"La Virgen con S.Joaquín y Sta. Ana", el colorista y algo rococó lienzo de Camarón (Foto SIEMA)
"San Miguel Arcángel" de López Enguidanos (Foto SIEMA)
"San Pedro y San Pablo" de Beraton
"San José con el Niño" de Zacarías González Velázquez
"Inmaculada" de Zacarías González Velázquez. Hace pareja con el anterior y se sitúan uno en frente del otro (Foto SIEMA)
Ábside y altar mayor (Foto SIEMA)
El ábside también lo cubrió Villanueva con casetones, pero dándole ese aire diagonal al colocarlos en forma de rombo y dorar los estucos. Las pequeñas esculturas de la Inmaculada y San José son tallas de madera policromada del sXVIII que fueron donadas al Real Oratorio. Esta obra, como ya vimos, es fundación real, y se terminaría la decoración interior con el rey Carlos IV quien también quiso colaborar encargando a su orfebre, Domingo de Urquiza, que formara el tabernáculo de plata fundiendo las piezas de plata y bronce que proceden del oratorio que Carlos IV utilizaba en sus habitaciones privadas de El Escorial. El expositor para la Custodia es de Juan de Villanueva, no así la Custodia, que fue realizada en 1892 por Juan A Martínez Fraile. En el lugar de la vidriera había un lienzo de la Santa Cena de Zazarías González Velazquez, que fué sustituido por esta moderna vidriera a raíz de las obras de la Gran Vía que llegaron a afectar al ábside de este Real Oratorio. En 1916, cuando las obras de la Gran Vía madrileña llegaron al Oratorio, Carlos Luque reformó la fachada exterior del ábside y se podría ver la vidriera desde la Gran Vía, así como las edificaciones neoclásicas que la enmarcan. Pero en 1989, Feduchi, realizó la unión en arco entre los dos bloques laterales y recubrió el ábside ( tapando la vidriera) con los bloques de piedra que desentona bastante.
Fachada desde Gran Vía (Foto SIEMA)
Escultura original de la Virgen del Olvido, Triunfo y Misericordia , que se conserva en el convento de Franciscanas Concepcionistas de Guadalajara. Iglesia del Carmen (Foto SIEMA)
Copia que rememora la aparición de la Virgen en 1831 en el convento de Franciscanas Concepcionistas, situada a la izquierda del altar de Caballero de Gracia ( Foto SIEMA)
Relacionado con este Real Oratorio está le hecho constatado de la aparición de la Virgen, en agosto de 1831, a Sor Patrocinio, monja franciscana concepcionista del convento del al lado, situado entre caballero de Gracia y calle Clavel. Aquí en España no tenemos la tilma del indito Diego como en México, pero si la escultura de madera que trajo la propia Virgen, de la mano de un ángel, para regalarla al convento. En el año en que sucedió este hecho, se terminó de decorar la fachada principal. Las monjas franciscanas se trasladaron más tarde a Guadalajara, donde sor Patrocinio llevaría consigo la preciada escultura. Una réplica de la misma se expone en este Real Oratorio, que realmente estaba incardinado al convento anexo de franciscanas concepcionistas. Como veis un monumento lleno de historia y arte, aparte de grandes curiosidades.
Justo en la calle Caballero de Gracia, ocupando parte de la calle Clavel y Gran Vía, está el negocio con encanto que hoy he seleccionado. Se trata de maravilloso Hotel de las Letras, en cuyos bajos se sitúa la coctelería Bocablo y el restaurante A Trapo. Este amplio hotel con fachadas a tres calles es un edificio histórico, que corresponde al primer tramo de construcción de la Gran Vía, el que recorría paralelamente la calle Caballero de Gracia. Fue proyectado por el arquitecto Cesareo Iradier en el nº 11 de la calle Gran Vía como bloque de viviendas para el Conde de Artaza. Las obras duraron entre 1915-1917 y se llevó una mención especial del entonces Ayuntamiento de Madrid para los edificios mejor construídos en 1917. En el 2005 se remodeló para adaptarlo a las necesidades de un hotel de la cadena animahotel. Llama la atención su majestuosa fachada de estilo neoplateresco, tan en boga en la época.
Fachada que da a Clavel con Caballero de Gracia (Foto SIEMA)
Esquina en curva (foto SIEMA)
Hay que visitarlo "in situ" para apreciar la elegancia y alegría de tonos del conjunto. Un balcón con balaustrada de piedra blanca recorre toda la primera planta. Así se señala el arranque del cuerpo principal, separándolo de los espacios para locales comerciales que se sitúan abajo.Balcones de forja de hierro, pilastras y columnas con grutescos, cerámica en tonos azules de Talavera, que destaca sobre la fachada color vainilla. Las logias renacentistas en el piso superior, el mirador final, la torre de esquina de formas redondeadas...no hay que perderse los detalles. También se conserva la antigua escalera, vidrieras de la casa Maumejan y los artesonados originales. Pero todo ello integrado en un diseño de vanguardia y lleno de comodidades. Las habitaciones son encantadoras, con escritos de literatos famosos y algún libro para leer. Hace honor a su nombre, Hotel de las Letras, y todo acompaña al placer de una buena lectura: ambiente muy luminoso y agradable, una buena biblioteca, salas para eventos. A destacar su terraza de verano.
Habitación con jacuzzi (Foto Hotel Las Letras)
Sala para eventos, con la decoración plateresca original (Foto Hotel Las Letras)
Terraza Atico de Las Letras (Foto Hotel Las Letras)
Los 8 espacios para locales comerciales originales, separados por finas columnas de fundición con la marca de Francisco Iglesias, se han unido, en el lado de la calle Clavel, para la cockelería Bocablo y su continuación, el restaurante de comida algo informal, A Trapo. Ambos un remanso agradable en la bulliciosa Gran Vía y con buena comida. Me despido con otra serie de imágenes del restaurante para que comprueben ustedes mismos el buen gusto de la reforma, los ambientes luminosos y coloristas, despejados y cómodos, totalmente vanguardistas.
Maribel Piqueras
Vista de la cocktelería y lounge bar Bocablo desde A Trapo ( Foto SIEMA)
Un rincón más reservado de Bocablo (Foto SIEMA)
Vista desde Bocablo del pórtico columnado (Foto SIEMA)
Entrada al restaurante A Trapo por la calle Clavel (Foto SIEMA)
Detalle de la fina columna de fundición de 1917 con la marca Francisco Iglesias (Foto SIEMA)