jueves, 27 de diciembre de 2018

Museo Carmen Thyssen de Málaga

En el 2011 se inauguró en Málaga el Museo Carmen Thyssen. Situado en la calle Compañía nº 10, en pleno centro histórico y vecino de monumentos tan emblemáticos como la catedral o la casa del escultor barroco Pedro de Mena. Málaga siempre atrae, pero es en Navidad o Semana Santa cuando luce todo su esplendor, por eso recomendamos una escapada en estos días. El museo acoge la colección de pintura andaluza del s.XIX más completa que existe en España. En total, 230 obras distribuidas en un edificio palaciego del s. XVI, perteneciente a los Villalón, del cual se han respetado las partes más bonitas: patio central con columnas o salas de la planta noble con sus característicos artesonados. La adaptación para espacio para museo se ha realizado con éxito, dotándolo de gran luminosidad y claridad expositiva.

Patio renacentista de arcadas clásicas, del que se conservan también
algunas columnas originales (Foto SIEMA)

Artesonado de madera de la planta noble, de inspiración
mudéjar (Foto SIEMA)

La Sala de los Maestros antiguos nos lleva a contemplar, no sólo, las maravillosas techumbres labradas en madera, sino alguna obra medieval, esculturas italianas renacentistas (como los ángeles en cerámica vidriada de della Robbia) y maestros del s. XVII en Andalucía. Destaca la obra "Santa Marina", de Zurbarán, con esa luz característica del pintor, su naturalismo al representar santos y la calidad conseguida en la representación de las telas.

Pareja de ángeles portacandelabros. Escultura de cerámica de 
Andrea della Robbia (Foto SIEMA)

Artesonado renacentista y ángeles que nos introducen en las salas de los 
maestros antiguos, situados en la antigua capilla del palacio (Foto SIEMA)

Otra de las bonitas techumbres de madera de la planta noble (Foto SIEMA)

"Santa Marina", de Zurbarán, 1640 (Foto SIEMA)

Vista desde dentro del pasadizo que une los dos edificios del
museo (Foto SIEMA)

Después recorreríamos las salas de Paisaje romántico y costumbrismo, Paisaje y naturalismo y, por último, la pintura de fin de siglo XIX. Las estancias en Roma para formarse marcaron las obras de algunos pintores, como Benlliure Gil o Fortuny. Desarrollarán un preciosismo meticuloso y unas escenas que representan el tiempo libre de la alta burguesía. Otros pintores, como José Dominguez Bécquer, Valeriano Bécquer, Esquivel, etc, representan también escenas de tipismo andalúz: catedrales, corridas, mujeres andaluzas, el campo, la gente de pueblo, procesiones. El paisaje romántico se muestra aquí en obras de Haess, Pérez Villamil y otros artistas del s.XIX.

"Carnaval en Roma", de Benlliure Gil, 1881 (Foto SIEMA)

"Baile en Palacio", de Eugenio Lucas Villaamil, 1894 (Foto SIEMA)

"La Giralda desde la calle Placentinas" , de J Domínguez Bécquer
(Foto SIEMA)

Vista general de la sala de paisaje romántico abajo (Foto SIEMA)


Para terminar nos deleitaremos en la Sala de pintura de fin de siglo XIX, donde artistas de la talla de Raimundo de Madrazo, Regoyos, Ramón Casas, Sorolla o Zuloaga, entre otros, nos muestran las innovaciones del impresionismo y vanguardias en la pintura: desde el toque y temática impresionistas, pasando por el simbolismo, la luminosidad de Sorolla o el expresionismo. Completan el museo una estupenda tienda y una cafetería donde hacer un alto en el camino. Se come francamente bien en ella, nosotros lo probamos y podemos recomendarla. 

Maribel Piqueras

"Travesuras de la modelo", de Raimundo de Madrazo, 1885
(Foto SIEMA)

"Julia", de Ramón Casas. 1905 (Foto SIEMA)

"Nocturno en la Concha", de Regoyos, 1906 (Foto SIEMA)

"Meloneras", de Sorolla, 1890 (Foto SIEMA)

"Patio de la casa de Sorolla", 1917 (Foto SIEMA)

"Rocas de Javea y bote blanco", Sorolla, 1905 (Foto SIEMA)

"Corrida de toros", de Zuloaga, 1899 (Foto SIEMA)

domingo, 9 de diciembre de 2018

Loeches: monasterio dominicas, panteón de los Alba y mucho más.

Aprovechamos el puente para conocer, de la mano de SIEMA Matritensis, el patrimonio histórico-artístico de este municipio de la comunidad de Madrid, Loeches. La niebla sobre el río Henares tardó en levantar, pero mereció la pena la visita. Durante el Medievo Loeches dependió de Alcalá de Henares, hasta el s. XVI, en que Carlos V la nombró villa y empezó a ser señorío de grandes personajes, entre ellos, el famoso Conde Duque Olivares. D. Gaspar de Guzmán o Conde Duque de Olivares la adquirió en 1633. En esos años Olivares se encontraba en el máximo de su esplendor político. Este hombre culto, con formación eclesiástica y ambiciones políticas, después de varios cargos importantes en la corte, había llegado a ser valido del rey  Felipe IV en 1623. Mandó hacer al arquitecto Alonso Carbonel, el mismo que diseñó el palacio del Buen Retiro, un palacio y panteón que estuviese comunicado con el convento de las dominicas fundado por él. A Olivares le gustaba pasar ahí temporadas de descanso cuando los deberes en la corte así lo permitían. Incluso, pensó retirarse ahí tras su caída en desgracia en 1643. Aunque diversas circunstancias hicieron que pasara sus últimos días en Toro, donde falleció en 1645. Después, su cuerpo regresó al panteón de la familia en el convento, donde ya había enterrado a su única hija, María de Guzmán y Zúñiga, fallecida con sólo 17 años. 

"Retrato ecuestre del Conde-Duque de Olivares"
(Velázquez. Museo del Prado)

Vista, desde el lateral, de la iglesia y convento de las dominicas
(Foto SIEMA)

Cuenta una leyenda que el Conde-Duque de Olivares junto a su mujer, Dª Inés de Zúñiga, cuando aún no estaba construido en este espacio el convento de las dominicas, pero sí existía, desde 1596, el de las carmelitas, tuvo un encontronazo con las monjas carmelitas. Ya que, al ser de clausura, no permitieron que Olivares entrase a conocer el mismo. Se enfadó el Conde-Duque y comentó que en pocos años levantaría en frente un gran edificio que sería de su asombro. Y así fué. Olivares fundó el Monasterio de la Inmaculada Concepción de las madres dominicas. Conjunto de grandes dimensiones, construido con grandes bloques de granito, piedra caliza y ladrillo. Lo diseñó Alonso Carbonel en 1633, quedando inaugurada la fundación en 1640. Construido en la parte más alta de Loeches, se ve desde todos los puntos. La gran fachada de granito recuerda a la fachada del convento de la Encarnación de Madrid. Construcción en vertical, dividida en tres partes: la entrada con arquerías clásicas de medio punto, siendo el arco central más grande que los laterales; la parte central donde estaban colocadas las esculturas de la Inmaculada, Sta.Teresa y Sto. Domingo de Guzmán (destruidas en las sucesivas guerras) y la ventana del coro alto a los pies de la nave, así como los escudos del Conde-Duque y su mujer; por último, el frontón triangular con la cruz destruida y los jarrones barrocos en las esquinas. La zona conventual estaría situada a la izquierda y el palacio y panteón de Olivares a la derecha.

Vista general desde la plaza (Foto SIEMA)

Frontón de granito y jarrones barrocos que rematan la fachada principal
(Foto SIEMA)

Escudos de los fundadores en la fachada (Foto SIEMA)

Alta cúpula octogonal y chapitel de pizarra barroco que cubren
el crucero de la iglesia del monasterio de la Inmaculada Concepción.
Vista lateral (Foto SIEMA)

Tramos de muros con ladrillo y mampostería, más cornisa decorada,
del convento de las dominicas junto a Iglesia de la Inmaculada 
Concepción (Foto SIEMA)

La Iglesia de la Inmaculada Concepción sigue el modelo de la arquitectura barroca religiosa madrileña del s. XVII. Planta de cruz latina de una sola nave, cubiertas abovedadas y gran cúpula octogonal sobre pechinas cubriendo el cruce del crucero con la nave principal. Presbiterio en alto y con terminación recta. La nave central se remata por una gran cornisa esculpida como entablamento clásico. También clásicas, las pilastras dóricas gigantes que separan los arcos laterales, donde iban colocados grandes retablos con lienzos en su interior. Esos retablos, las esculturas y el lienzo de Rubens del altar mayor desaparecieron tras la invasión francesa, como casi todo el patrimonio artístico de Loeches. D. José Clemente Rey, el párroco hasta 1983, colgó de sus paredes dos bonitas copias de San Antonio  de Padua y de la Crucifixión. De la nave de la derecha sale una puerta cancelada, la reja de entrada al Panteón Alba y la tribuna decorada con azulejos de Talavera del s.XVII, desde donde el Conde-Duque de Olivares escuchaba misa y que comunicaba por un pasillo con su palacio

Vista general de la cúpula sobre pechinas y alto tambor con ventanas, 
así como el crucero (Foto SIEMA)

Bóveda de cañón y entablamento clásico que recorre toda la línea 
de cornisa (Foto SIEMA)

Interior de la cúpula barroca (Foto SIEMA)

Tribuna para asistir a los oficios religiosos y que comunicaba con el palacio del 
Conde-Duque Olivares (Foto SIEMA)

Antiguas puertas barrocas de granito canceladas
(Foto SIEMA)

San Antonio de Padua (Foto SIEMA)

La crucifixión (Foto SIEMA)

En el presbiterio llama la atención un gran fresco encargado por el Duque de Alba, Jacobo Fitz James Stuart y Falcó, que representa en el centro a Sto. Domingo de Guzmán y ,en el lateral derecho, a diferentes miembros de los Alba. Desde este presbiterio se abren dos espacios con rejas: a la derecha el coro bajo de las monjas y, a la izquierda, la escalera de bajada a la tumba de la única hija del Conde-Duque de Olivares e Inés de Zúñiga, María, fallecida en 1626 con solo 17 años. 

Presbiterio con los frescos de Sto. Domingo de 
Guzmán (Foto SIEMA)

Bajada en escalera de caracol a la tumba de María (Foto SIEMA)

A los pies de la iglesia, en la parte derecha, se abre una bonita reja que conduce al Panteón de los Alba. En lo que fue el antiguo panteón del Conde-Duque de Olivares, Jacobo Fitz James Stuart y Falcó, el padre de la Duquesa Cayetana, inaguró a principios del s XX este nuevo panteón, construído por el arquitecto Juan Bautista Lázaro. Está inspirado en el panteón del Escorial. Con planta trilobulada y cubierta de cúpula sobre pechinas. Suelo de mármol y en las paredes, separados los duques de sus cónyugues. Las tumbas son de mármol negro y bronce dorado. Recordamos aquí que los primeros Duques de Alba están enterrados en Alba de Tormes, no aquí. En el lado de la izquierda se sitúa la tumba del Conde-Duque de Olivares y su mujer, DªInés de Zúñiga, que poseía muchos más títulos y riqueza que Olivares. Resalta la tumba exenta de la Condesa de Montijo, DªFrancisca de Sales y Portocarrero, hermana de la Emperatriz Eugenia de Montijo, casada con un Alba y cuyo monumento está esculpido con todo detalle por el artista francés Charles Gumery. Debajo del cuerpo la famosa mantilla bordada de la casa de Alba que, por ejemplo, llevó Cayetana en su boda, como tradición familiar.

Placa que recuerda la sepultura de Olivares y su mujer
(Foto SIEMA)

Tumba yacente de la Condesa de Montijo, hermana de la Emperatriz
de Francia (Foto SIEMA)

Detalle de la misma, donde se aprecia la rica mantilla de encaje
(Foto SIEMA)

Línea de cornisa clásica, igual que la iglesia, y cuatro escudos de la casa 
Alba en cada una de las pechinas (Foto SIEMA)

Tumba de Carlos Fitz James Stuart y Portocarrero, fallecido en 1901
(Foto SIEMA)

La popular Cayetana de Alba, arriba, en el centro del panteón. A su derecha, la tumba de su 
primer marido, Martínez de Irujo y, a su izquierda, Jesús Aguirre (Foto SIEMA)

Vista general del panteón en su parte central, con el altar y sillones
(Foto SIEMA)

Sepulcro de Jacobo Fitz James Stuart y Falcó, diplomático, padre de 
Cayetana y artífice de la decoración de este panteón y arreglos en la 
Iglesia (Foto SIEMA)

Sitios preparados para los hijos de Cayetana (Foto SIEMA)

Precioso crucifijo de márfil que preside el altar
(Foto SIEMA)

Cúpula central del panteón que se percibe desde fuera (Foto SIEMA)

Vista exterior del panteón, construido en la parte derecha
del conjunto (Foto SIEMA)

Placa mandada colocar por el Duque de Alba en 1944, en la entrada de 
la iglesia (Foto SIEMA)

Gran puerta barroca de ingreso a la iglesia de la Inmaculada
(Foto SIEMA)

Desde la fachada, también se accede por esta puerta
a una cripta donde hay más enterramientos de los Alba 
(Foto SIEMA)

Después de este interesante recorrido por el monumento más importante de Loeches, no hay que olvidar que fue el último de los construidos allí. Ya que, justo en frente de él, nos encontramos el convento carmelita de San Ignacio de Antioquía fundado en 1596 por Francisca de Cárdenas, noble de Loeches y monja carmelita. Al convento de clausura no pudimos pasar, lo mismo que a Olivares, pero no nos enfadamos porque entendemos sus normas. Si que compramos mermeladas caseras en el torno y visitamos su iglesia, barroca del sXVII, cuyo autor no se conoce. Lo muros del convento son sencillos: zócalos de sillería y muros de mampostería y ladrillo. Cubiertas de teja. La iglesia, que se construyó después, presenta una bonita fachada con mampostería de piedra y sillares de granito en las esquinas. La portada barroca: bajo el frontón semicircular aparece el escudo carmelita. Cubiertas de teja y espadaña de ladrillo con campanas. El interior es de una sola nave con bóveda de cañón. Quedan pocos elementos decorativos originales: solo el retablo de arriba con el lienzo de la Virgen del Carmen protegiendo a santos carmelitas. El central, representa el martirio de San Ignacio de Antioquia, mártir del s.I. 

Vista general del convento carmelita, con su iglesia a la izquierda
(Foto SIEMA)


Dos decoraciones a base de azulejos que se disponen en la entrada al 
convento (Foto SIEMA)

Detalle del frontón barroco con el escudo carmelita (Foto SIEMA)

Interior de la iglesia con el retablo de San Ignacio de Antioquia
(Foto SIEMA)

Lienzo de la Virgen del Carmen protegiendo a los carmelitas, única
decoración que queda de la época original (Foto SIEMA)

La Iglesia de la Asunción es el monumento más antiguo de Loeches, ya que la planta original se remonta a la época de conquista y repoblación por los cristianos en el s.XIII. Aunque el modelo arquitectónico responde al estilo renacentista del sXVI. El interior está organizado en tres naves, con crucero cubierto por cúpula y cabecera plana. Sólo queda alguna joya de decoración medieval, como una lápida gótica con escenas del Calvario, ya que el interior está muy reformado. Grandes sillares de piedra caliza cubren los muros exteriores, donde encontramos tres puertas de entrada. La principal, con arco clásico renacentista de medio punto entre dos columnas pareadas. Sobre el entablamento, una hornacina y cruz. Añadido al muro, un contrafuerte que hace las veces de reloj solar (pudimos comprobar que funciona estupendamente). Otra puerta, más sencilla, con un frontón decorado por Dios padre bendiciendo.

Portada principal de la iglesia de la Asunción (Foto SIEMA)

Reloj de sol en el contrafuerte (Foto SIEMA)

Otra de las portadas renacentistas de la iglesia de la Asunción
(Foto SIEMA)

Torre campanario de la Asunción vista desde 
una de las calles de Loeches (Foto SIEMA)

Como no podía faltar, visitamos un restaurante de gran tradición en Loeches. Me refiero al Ronquillo, que ya ha celebrado sus 50 años atendiendo con simpatía y cocina de calidad a cuantos viajeros hambrientos llegan hasta aquí y a los lugareños. Comida castellana bien preparada: caracoles, conejo, corderos, ternera, bacalao, merluza, alcachofas, setas, espárragos y postres caseros de chuparse los dedos. Esperamos repetir. Desde aquí animamos a disfrutar de la historia de Loeches, de su gastronomía y de la tranquilidad de pasear por sus calles, que están tan cerca de Madrid. Sólo recordar que podéis usar información y fotos de este blog, siempre indicando su procedencia, así como asistir a nuestras actividades (siempre que sean libres y no de empresas o grupos privados) que publicitamos en twitter@siemamadencanto , facebook Siema Matritensis, www.siema.es o por mail. 

Maribel Piqueras

Restaurante Ronquillo (Foto SIEMA)

Interior de una de las salas del restaurante (Foto SIEMA)

Pedro, el alma del Ronquillo (Foto SIEMA)