Madrid nunca deja de sorprender. Estos días ha sido todo un descubrimiento recorrer en profundidad la calle San Bernardino y sus edificios emblemáticos. Esta calle se sitúa por la parte de atrás del Edificio España y va desde la plaza del Conde de Toreno hasta la plaza de Cristino Martos. Lleva el nombre de un convento que había en la zona con esta advocación de un fraile franciscano italiano de mediados s XV, que también dió lugar a denominar así el arroyo que bajaba hasta el actual parque del Oeste. Aunque no siempre se conoció con este nombre. Por ejemplo, en el plano de Texeira aparece con el nombre de calle de San Joaquín. Aparte de encontrarnos con unas fachadas magníficas de edificios de fines s XIX, como los números 3, 11, 20 o 22, y de restaurantes de comida internacional con los que poder salir de España, al menos en la imaginación: mexicanos, hindues, chinos, marroquíes o persas, podemos dejarnos sorprender por tres monumentos centenarios que merecen la pena: el edificio Montano, la farmacia Arteaga y el Palacio de los Marqueses de Santa Cruz. Empecemos el recorrido por orden, según la numeración de la calle. El nº 3 lo ocupa el edificio Montano. Constaba de varios edificios que ocupaban toda la manzana. En la cercana calle Maestro Guerrero fundaron los Montano una fábrica de pianos (1838), unos años después que los Hazen. Pianos muy bonitos, elegantes y con una sonoridad de gran calidad. El edificio más antiguo, de ladrillo con toques de arquitectura industrial neomudéjar, da a la calle Dos Amigos nº 4. Consta de 4 pisos y un patio interior. Ahí se ubicaba la fábrica de pianos y tenían también un sistema moderno de elevadores para subir y bajar los mismos. El otro, más moderno y diseñado a fines del s XIX por uno de los hijos que era arquitecto (Ricardo Montano), se extiende por el lateral de la calle Dos Amigos, esquina con San Bernardino, quedando la fachada principal a San Bernardino. En este elegante edificio con fachada de piedra y elaborada rejería, especialmente en el chaflán de esquina, se ubicaron las oficinas, tiendas de pianos e, incluso, el salón Montano, donde se ofrecían conciertos y al cual acudía la aristocracia madrileña y la realeza. Del salón se mantienen todavía las que fueron las taquillas y los murales que pintó Zuloaga. Al exterior se aprecian medallones con la M de las iniciales del apellido familiar. Después fue un edificio de viviendas de la familia o alquiladas por la misma. Desgraciadamente, quedó una hija única heredera, que enfermó de alzehimer y de síndrome de Diógenes y de la cual se aprovecharon sus propios abogados, que malvendieron el edificio. Por fuera se ve en estado ruinoso y desde aquí animo al ayuntamiento o algún ente cultural musical a hacer lo posible para limpiarlo y rehabilitarlo.
Espectacular chaflán del edificio Montano, con sus miradores de hierro y cristal, así como la torre que remata el final con el medallón del dueño (SIEMA Matritensis)
Detalles del elaborado trabajo de encajes de hierro en esos balcones (SIEMA Matritensis)
Medallones con la M de Montano en el lateral que da a Dos Amigos (SIEMA Matritensis)
Puertas antiguas de madera del edificio Montano (SIEMA Matritensis)
El rey de los Tallarines tiene fama y está pasado el edificio Montano, muy al comienzo de la calle (SIEMA Matritensis)
También este original restaurante persa está cerca de la plaza de Conde de Toreno y del edificio Montano (SIEMA Matritensis)
La Farmacia Arteaga o de "la Beata", en San Bernardino 11, es un negocio centenario que conviene conocer en profundidad. Está aquí desde 1888, en que la inaugurara el farmaceútico Ricardo Moragás Ucelay. Se la conoce como de "la beata" por su hija, Elvira Moragás Cantarero, que fue la primera mujer farmaceútica de la universidad de Madrid y la primera mujer que regentó su propia farmacia en España. Ella terminó la carrera en 1905 y, al morir su padre en 1909, se hizo cargo de la farmacia. Pero tenía vocación para monja y, con tal motivo, esperó a que su hermano Ricardo obtuviera el título en farmacia en 1915. En ese año se la pasó a él y se fue a vivir al monasterio carmelita de Sta.Ana y San José (en la actual Conde Peñalver). Incluso sería elegida priora del mismo en 1927. Durante la guerra civil fue asesinada. El Papa Juan Pablo II la beatificó en 1998. En Polonia es patrona de los farmaceúticos y aquí copatrona. Después de pasar el negocio por las manos de varios propietarios, en 1974, la adquirió MªCarmen Arteaga, quien tiene actualmente la propiedad. Agradezco que mantenga el patrimonio original y que luzca tan bonito. La estantería original, de madera lacada en blanco con adornos dorados, recorre todas las paredes de arriba a abajo. En su parte superior vemos los botes y recipientes originales de cerámica francesa de fin s. XIX. También el gran fresco del pintor y ceramista Zuloaga, que representa una Alegoría de la Farmacia. En él aparece en el centro Higia, la diosa griega de la salud y de la higiene, con la copa y la serpiente, así como plantas medicinales. A sus pies, vemos a siete angelitos que portan elementos relacionados con el mundo de la farmacia.
Interior de la farmacia con las estanterías originales en las paredes y las finas columnas de hierro en el centro (SIEMA Matritensis)
Detalle del mueble estantería y de los botes (SIEMA Matritensis)
Frescos murales en el techo de la Farmacia de c/ San Bernardino 11 (SIEMA Matritensis)
Detalle de la pintura de Zuloaga (Farmacia Arteaga)
Otra elegante fachada de piedra que hace esquina con San Leonardo y que lleva leones en sus molduras, como el símbolo de San Marcos, iglesia que está en esta calle (SIEMA Matritensis)
Detalles de las molduras de las ventanas, las ménsulas y la rejería de los balcones de ese mismo edificio anterior (SIEMA Matritensis)
En San Bernadino 22-20 encontramos esta otra arquitectura tan cuidada y elaborada en sus trabajo de rejería y molduras de adorno, combinando ladrillo, piedra, hierro y cristal (SIEMA Matritensis)
Dejo para el final el monumento más impresionante de todos: el palacio del Marqués de Sta.Cruz, en la c/ San Bernardino nº 14. No confundir con el llamado Palacio de Santa Cruz o cárcel de Corte en la plaza de las provincias (cuyo nombre se relaciona con la iglesia de la Santa Cruz y el barrio que llevaba ese mismo nombre). En este caso se refiere al Marquesado de Sta.Cruz de Mudela, título que Felipe II otorgó en 1561 a D. Álvaro de Bazán por los servicios prestados. El edificio que aloja la actual residencia de los marqueses de la Santa Cruz ha pasado por diferentes usos a lo largo de la historia. En los remotos orígenes del mismo estarían dos solares que vendió un caballero de Santiago, unidos a otros dos, y que compró en 1639 DªCatalina Pérez del Castillo, haciendo una vivienda noble ya unificada. Durante el s XVIII, la adquirió el II Conde de Superunda, en 1767, mandando realizar una reforma al arquitecto Antonio Plo y Camín. Destacando el sobrio exterior, con la portada neoclásica con dos columnas de granito de orden toscano. Siguió usándose como residencia nobiliaria, incluso fue embajada francesa en 1799 y residencia de Luciano Bonaparte en 1800.
Vista general del Palacio del Marqués de Santa Cruz, en calle San Bernardino esquina con calle Limón. Se aprecia el zócalo de granito antiguo y los característicos
ventanales del s XVIII que dan al suelo de la calle (SIEMA Matritensis)
Entrada principal del palacio, con las columnas de granito toscanas y las molduras de piedra (SIEMA Matritensis)
En 1827 lo compró D. Bernardo Tomé Peñaranda, quién reorganizó los espacios interiores que daban a tres patios, de los que actualmente quedan dos. Sus descendientes vendieron la propiedad, en 1845, al XI Marqués de Santa Cruz de Mudela, D. Francisco de Borja Silva Bazán y Tellez de Girón. Desde entonces hasta hoy, salvo algunos años de expropiación durante la guerra civil, por ejemplo, ha pertenecido a esta familia nobiliaria. En 1845 cambiaron su palacio en la calle de las Rejas (cercano a Palacio Real) por éste. En 1870 el arquitecto Juan José Sánchez Pescador emprendió grandes reformas: elevó su volumen construyendo un piso supletorio (hecho que se aprecia desde la calle Limón y, también, desde el patio acristalado interior), modificó la fachada que da a la calle Limón con otra puerta de acceso junto a la casa de los guardeses. También transformó el patio principal cerrando los pisos superiores con galerías acristaladas. Hoy este patio contiene un bello jardín interior.
Fachada a la calle Limón, las ventanitas de arriba llevan rejería floral del s XIX y responden a la ampliación posterior (SIEMA Matritensis)
Traseras y casa de los guardeses, realizada en ladrillo visto en estilo neomudéjar
(SIEMA Matritensis)
Al atravesar el gran zaguán para los carruajes, cogemos a la derecha y accedemos por la escalera de granito original al interior del palacio. Es impactante, con su bóveda octogonal con adornos de grandes veneras. Al lado del cuadro del Marqués de Sta.Cruz, se exponen dos fanales de las naves del marqués y reposteros con el escudo de armas de la familia. No está permitido hacer fotos en el interior. Justo en la entrada los dos fanales pertenecientes a naves turcas tomadas en la batalla de Lepanto. En el vestíbulo empieza el recorrido de la planta principal, donde se sitúan los salones más importantes. En la planta superior, a la que se accede por una escalera de madera y donde se muestra un plano antiguo de la ciudad de Santa Cruz de Mudela, es la residencia privada de los marqueses y no se visita.
Bóveda de la escalera principal con los fanales antiguos de las naves (Comunidad Madrid)
Recorremos los principales salones, que dan a la fachada de la calle San Bernardino. Su decoración corresponde a la restauración que se hizo en 1997 para la marquesa de Santa Cruz, Dª Casilda, madre del actual propietario. Tapicerías, mobiliario, cuadros, estanterías, lámparas de bronce y cristal, nos recuerdan a la disposición de un palacio de fines del XIX, con algún toque moderno en decoración o fotografías. Se les llama a cada uno por el color dominante que tienen. El comedor da al patio interior. Y el Gabinete de Dª Casilda también da a un patio interior. En la Sala Álvaro de Bazán conocemos los inicios de este linaje, donde se nos muestra un gran cuadro de Pantoja de la Cruz, sobre una vitrina con la espada de D.Álvaro y dos fanales de barcos de este almirante, que participó, junto a D. Juan de Austria, en la batalla de Lepanto. En la llamada Sala Verde contemplamos magníficos retratos de Federico de Madrazo a los marqueses. También vemos en otras salas retratos de Sorolla (uno muy delicado de la reina Victoria de Battemberg, esposa de Alfonso XIII, que regaló la reina a la familia), de Vicente López, cuadros de paisaje romántico del catalán Urgel. En el salón rosa se exponen pequeñas obras de Goya (.bocetos para cartones de tapices de su taller o unos cuadritos de san Francisco de Borja que realizó a petición de la Duquesa de Osuna). Antes de llegar a la capilla, pasamos por un pasillo con una espléndida librería y un cuadro de Vicente Carducho a San Isidro y Santa María de la Cabeza. La capilla abovedada es muy coqueta y tiene hasta viacrucis en las paredes, además de objetos de arte litúrgico o cuadros devocionales. En el altar una copia de calidad de una piedad de Van Dyck y restos de impactos de bala que recuerdan lo acaecido en la guerra civil. Tras fallecer D ª Casilda y, por expreso deseo de ella, se creó en el 2009 la fundación de Álvaro de Bazán, para mantener unido el patrimonio. En Tavera tienen el archivo y en el Viso del Marqués otro magnífico palacio de la armada. Con estas imágenes termino y agradezco a Ana y la fundación la visita al interior del mismo. Para seguir nuestras visitas guiadas y actividad cultural os recomiendo twitter o instagram @siemamadencanto , Facebook Siema Matritensis o la agenda de la web siema.es.
Maribel Piqueras
Patio acristalado central, donde se aprecia la ampliación de finales s XIX (Javier Plans)
Salón Amarillo, con el retrato ovalado a la derecha. Al fondo la sala rosa o de Goya (Pinterest)
La marquesa de Santa Cruz, hija de los Duques de Osuna, mecenas de las artes y que así la retrató Goya en 1805 (Museo del Prado)
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