El Palacio Bauer, hoy Escuela Superior de Canto, nos traslada a otra época, la del esplendor de la restauración monárquica a fines del s. XIX y es de los pocos palacetes que quedan en la antigua calle ancha de San Bernardo. Durante el s. XVII, apenas vuelta a Madrid la capitalidad de Valladolid, los jesuitas comenzaron a adquirir terrenos de esta zona, construyendo diversas casas, entre ellas su noviciado (Por eso se denomina así la boca de metro ).La capital crecía por el N, teniendo que ampliar la cerca Felipe IV y colocando la Puerta de Fuencarral en lo que actualmente sería la Glorieta de S. Bernardo. En el nº 44 de la calle San Bernardo se levanta el Palacio Bauer, que ha pasado por varias etapas y dueños. Después de la expulsión de los jesuitas no se sabe a quien perteneció el solar y caserío. No se han encontrado documentos al respecto. Pero el exterior nos recuerda a las casas nobiliarias del Madrid del s XVIII.
Fachada del palacio a la calle San Bernardo, con gran zócalo de granito, muros de ladrillo
con grandes ventanas rectangulares enmarcadas en sencillas molduras de granito. Estilo
de mitad s. XVIII (SIEMA Matritensis)
Detalle de la entrada principal, con el óculo típico dieciochesco
(SIEMA Matritensis)
Esquina del palacio con la calle Pez (SIEMA Matritensis)
A principios del s.XIX parte de la vivienda pertenecía a la Marquesa de Valparaiso, Ana Agapita, y la otra parte de la casa parece ser que a Godoy. Al morir Ana Agapita pasa a sus herederos, quien deciden alquilarla a Ignacio Salomón Bauer Landahuer, el patriarca del clan en Madrid. Ignacio Salomón Bauer era un judío húngaro, dedicado a las finanzas y negocios, que se formó con los Morpurgo en Trieste y vino a España en 1855 como agente de la banca Rotchild. Durante el reinado de Isabel II tienen negocios con los ferrocarriles, las minas de mercurio de Almadén y otras inversiones. En la parte baja del palacete había una sucursal de la banca Rotchild, con quien tenían hipoteca los propietarios del edificio (dichos descendientes de la marquesa que hemos comentado). Al no poder pagarla, Ignacio Salomón Bauer compró todo el edificio.
Mausoleo de los Bauer en el cementerio inglés de Madrid
(SIEMA Matritensis)
A veces encontramos en los Bauer muchos nombres parecidos y resulta complicado diferenciarlos y descubrir qué llegó a realizar cada uno. Este hecho se debe al carácter endogámico de las relaciones de los judíos, que además imponían su religión, haber sido formado por ellos. Por eso se casan entre primos, por ejemplo, lo que da lugar a la repetición de apellidos. El patriarca se casó con su prima y tuvo 5 hijos. Al fallecer en 1895 Ignacio Salomón Bauer Landauer, su hijo, Gustavo Bauer Morpurgo, encargó a Arturo Melida la reforma y decoración del palacete familiar. Arturo Melida no sólo diseñó la reforma arquitectónica (ampliaciones, uniones con las diferentes casas que integraban el conjunto del palacete, salones, etc), el jardín, sino toda la decoración y mobiliario en un estilo ecléctico, con evocaciones del Barroco y Renacimiento. Alguna decoración original se ha perdido, como el llamado "Saloncito Bauer", que era un homenaje al patriarca de la familia y a las Bellas Artes. Para el mismo se encargó a Benlliure una serie de esculturas. Entre las que destacaban el busto de Ignacio Salomón Bauer (1895), "El Idilio" (1896), "Canto de Amor" (1897). El comedor de gala, el baño árabe, o la cámara acorazada también se han perdido.
Techos de estuco sobre la escalera de entrada al edificio
(SIEMA Matritensis)
Detalles en bronce en la barandilla de la escalera de acceso desde la
calle (SIEMA Matritensis)
El Salón de Baile es una obra maestra de Mélida. Hoy se usa como salón de actos de la Escuela Superior de Canto. Por la parte del escenario se situaba el comedor de gala y un ala que comunicaba con la otra parte del edificio. Se decoró entre los años 1895-96 con pinturas al fresco que recuerdan la temática barroca, hornacinas con cerámica vidriada, mármoles, esculturas de bronce. Los palcos y el órgano son posteriores, de los años 40, cuando el Estado situó en el edificio el Real Conservatorio de Música y Declamación.
Salón de Baile, con los detalles ornamentales en bronce y dorado de la
parte alta (SIEMA Matritensis)
Salón de Baile, parte de arriba del escenario actualmente
(SIEMA Matritensis)
Techo del salón de Baile, en maderas, con adornos de estucos dorados y negros
(SIEMA Matritensis)
En esta misma planta visitamos el Salón de cueros y la Sala de tapices. El primero se llama así por la decoración ideada con cueros cordobanes; su suelo todavía es el parquet original, lo mismo que la chimenea de mármol (todo iba en tonos marrones, como el cuero, y verdes). En la Sala Tapices colgaban de sus paredes numerosos tapices y en el curioso techo vemos telas bordadas y reposteros, todo realizado por A. Mélida, quien también sabía coser.
Detalle de la decoración del techo del Salón de Cueros
(SIEMA Matritensis)
Chimenea de mármol en tonos marrones, situada en el Salón de Cueros. Abajo el
parquet original (SIEMA Matritensis)
Salón de Tapices con el curioso techo decorado con telas bordadas en relieves
(SIEMA Matritensis)
La decoración en estilo vegetal recuerda a grutescos renacentistas. En la imagen, el escudo
de los Reyes Católicos bordado en una de las partes del techo del Salón de Tapices
(SIEMA Matritensis)
Chimenea en mármol blanco en el Salón de Tapices (SIEMA Matritensis)
Este Palacio Bauer al principio sólo tenía el edificio del s.XVIII que se extendía formando un rectángulo por la calle San Bernardo, y no era una casa exenta, sino adosada a otros edificios que fue anexionando. Hasta llegar a tener dos fachadas: la de la calle San Bernardo y, luego, girando por la calle Pez, la de la calle Pozas. En medio un bonito jardín que se asoma desde el muro de la calle Pozas. Mélida decidió todos los detalles y, hasta llegó a cubrir las bajantes y decorarlas con motivos vegetales.
Fuente situada en el centro del jardín, con sus mascarones surtidores
(SIEMA Matritensis)
Los árboles del jardín Bauer se asoman por el muro
de la calle Pozas (SIEMA Matritensis)
Pozo original en uno de los extremos del jardín interior (SIEMA Matritensis)
Mélida cubrió las bajantes con escayola decorada (SIEMA Matritensis)
Desde este patio interior ajardinado continuamos nuestro recorrido hacia el piso superior, donde se encontraban los dormitorios y habitaciones privadas en el otro edificio. Nos sorprende una escalera de madera labrada con motivos renacentistas. La firma de Mélida aparece tallada en el doncel.Destaca una de las Salas, conocida como Pompeyana por el diseño de las paredes, con techos de estilo neorenacentistas y puertas y vidrieras en el mismo estilo. En el centro de las vidrieras de las ventanas se pueden identificar diversos medallones de artistas como Miguel Ángel o Rafael.
Escalera de madera que conducía a los dormitorios y salas privadas de la
parte superior (SIEMA Matritensis)
Techo neorrenacentista en casetones en esta Sala Pompeyana
(SIEMA Matritensis)
Vidrieras con medallones de Miguel Angel y
Rafael (SIEMA Matritensis)
Puertas con delicada decoración pompeyana
(SIEMA Matritensis)
parte superior (SIEMA Matritensis)
Techo neorrenacentista en casetones en esta Sala Pompeyana
(SIEMA Matritensis)
Vidrieras con medallones de Miguel Angel y
Rafael (SIEMA Matritensis)
Puertas con delicada decoración pompeyana
(SIEMA Matritensis)
Otra de las salas de arriba que es impresionante es la llamada Cuatro Estaciones, porque están representadas así en el techo, pintadas en óleo sobre lienzo y, además, Mélida conjugaba arquitectura, escultura y pintura en una misma sala. Firmaba todo y aquí se aprecia muy bien su firma en la decoración de una de las puertas.
Detalle con su firma ( SIEMA Matritensis)
Detalle del techo, con el oleo del verano y las espigas en relieve. Esta
decoración lleva mucho pan de oro (SIEMA Matritensis)
Puertas de maderas y espejos en la Sala Cuatro estaciones
(SIEMA Matritensis)
La época de esplendor del palacio se vivió con el mecenas de las músicas y las bellas artes como era Gustavo Bauer Morpurgo, que fue el que encargó a Melida la reforma. Éste falleció en 1916. Su patrimonio quedó entre sus tres hijos: Ignacio , Alfredo y Eduardo, todos apellidados Bauer Landauer. Ignacio estaba muy interesado en la historia: viajó a Egipto, se trajo a Carter a dar conferencias en España, realizó estudios sefarditas, creó sinagogas, etc..algunos restos arqueológicos egipcios suyos pasaron al Museo Arqueológico Nacional. Eduardo quedó excluido de la agencia financiera familiar al hacerse católico y casarse. La crisis del 29 les afectó en todos sus negocios, pero mantendrán la agencia hasta 1931, año en que se van a vivir a la finca del Capricho, que habían adquirido hace tiempo. En 1932 Ignacio publicó un catálogo de los bienes y esa comisión liquidadora que se formó entonces tardó 10 años en finalizar su trabajo. En 1936 las milicias ocupan sus posesiones, como este palacio. Después de la Guerra Civil, en 1940, el edificio fue adquirido por el Estado como sede del Real Conservatorio de Música y Declamación. En 1952 se instaló temporalmente la Escuela de Arte Dramático y Danza, antes de trasladarse ambas al Teatro Real en 1966. En 1972 se declaró monumento nacional al edificio y el arquitecto Manuel González Varcácel lo adaptó como Escuela Superior de Música y Canto.
Vista general del techo Sala Cuatro estaciones, restaurada en el
2007 (SIEMA Matritensis)
Esta entrada ha sido posible gracias a las explicaciones y documentación recomendada por Conchita y Fernando Turina, nietos del compositor, profesores de esta escuela. Fernando también director durante décadas. Algunas de sus recomendaciones son: "La decoración del saloncito Bauer de Mariano Benlliure" (Enseñat Benlliure, L. 2000. Valencia Museo Siglo XX); "Arturo Mélida y Alinari: el arquitecto integrador de las artes en el s. XIX" (Mélida Ardura, V. 2012. RAI); "La casa Rothschild en España, 1812-1941) (López Morrell, M.A; 2005. Marcial Pons Historia. Madrid). Nada más recordar que podéis seguirnos en Twitter@siemamadencanto, facebook Siema Matritensis o la web www.siema.es. Recordamos que las visitas que publicamos son solo las libres, es decir, las de posibilidad de inscripción individual, nunca las de empresa o grupos privados, que son la mayoría. También permitimos el uso de material del blog, pero indicando siempre su procedencia. Ahora, a disfrutar del palacio, también puede acudirse libremente como público en las audiciones de canto, que son maravillosas
Maribel Piqueras
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