Nada más coger la calle Libreros llama la atención la magnificencia del que fue Colegio Máximo de los Jesuitas y su iglesia. Hoy quiero contaros un poco su historia y evolución. San Ignacio de Loyola llegó en 1526 a Alcalá de Henares, con la idea de estudiar Filosofía y Teología. Se alojó primero en el hospital de Santa María la Rica y, después, en el de Antezana (donde trabajaba en la cocina). En esta ciudad logró un gran número de seguidores y dejaría encargado a Francisco de Villanueva, antiguo colegial de la universidad alcalaína, la organización de un colegio jesuita en la misma. El primer colegio jesuita de Alcalá se fundó en 1546 y estaba ubicado en parte trasera de la ermita de los doctrinos. Allí estuvieron los jesuitas antes de trasladarse a esta nueva sede de la calle Libreros. Por eso, como homenaje y recuerdo de ese primer lugar, se colocó la escultura de San Ignacio de Loyola realizada por José Luis Vicent (1957). Para este Colegio Máximo los jesuitas contaron con los fondos que les proporcionaron Leonor Mascareñas, aya de Felipe II, y Juana de Austria (ambas colaborarían también para la creación del colegio imperial de Madrid). Melchor de Bueras será el arquitecto que diseñe el nuevo colegio, inaugurado a comienzos s XVII en esta nueva ubicación. La fachada exterior presenta zócalo de granito y muros lisos de ladrillo visto, dividido en tres pisos con sobrias ventanas cuadradas. Una fina línea de granito separa los diferentes pisos. La cubierta es de teja árabe. Dentro de esa sobriedad destaca la puerta de ingreso con molduras partidas barrocas. Estaba pensado para 60 colegiales.
Vista general de parte de la iglesia y todo el muro del colegio de los jesuitas (SIEMA Matritensis)lunes, 22 de mayo de 2023
Colegio Máximo e Iglesia de los jesuitas en Alcalá de Henares. Capilla de las Sagradas Formas.
(SIEMA Matritensis)
El Colegio Máximo Jesuita de Alcalá, que se fundó cuando Madrid todavía no era sede de la corte, tenía suma importancia. Además en Alcalá había universidad y en Madrid no. En el s XVIII y en los sucesivos siglos sufrió numerosas reformas. Cuando fueron expulsados los jesuitas, el rey Carlos III mandó utilizar esta sede como Real Universidad de Alcalá, separándola del colegio de San Ildefonso. Entonces se realizó la escalera monumental de Ventura Rodríguez, que todavía se conserva. Con el traslado de la universidad a Madrid entró en decadencia. Pero después volvió a ser colegio de formación jesuita ( por ejemplo el actual Papa Francisco estudió aquí en 1970-71) y, también se construyó la facultad de derecho de Alcalá, en la parte de atrás, siguiendo el estilo de muros de ladrillo rojo y base de piedra, con un moderno contraste entre lo viejo y lo nuevo. También se integran un colegio de primaria, secundaria y FP.
Pasado la sobria fachada del colegio nos encontramos con la monumental fachada barroca de grandes dimensiones de lo que fue la iglesia de los jesuitas. Construida enteramente en piedra la fachada. La iglesia se inició con las trazas primeras del jesuita Bartolomé Bustamante, pero luego siguieron los trabajos Francisco Mora y su sobrino Juan Gómez de Mora. Quedó finalizada en 1625. Al exterior vemos la división en tres partes. La parte central presenta la entrada principal bajo un gran arco barroco, rodeado de columnas pareadas y frontón barroco partido. Dos columnas de orden gigante y capitel compuesto se muestran a los lados, separándolas de los cuerpos laterales. En el medio vemos nichos con las esculturas de San Pedro y San Pablo (del escultor barroco Pereira). El siguiente cuerpo de la parte central está iluminando por la ventana del coro que se sitúa a los pies de la iglesia. Nichos con las esculturas de San Ignacio y San Francisco Javier (también de Pereira) y columnas estriadas de capitel compuesto. Remata esta parte central el frontón triangular con las bolas Austrias. Los dos cuerpos laterales de la fachada presentan puertas rectangulares de entradas, rematadas por frontón semicircular y escudos. Y luego vemos el típico alerón barroco que une el cuerpo central con los laterales.
(SIEMA Matritensis)
Los retablos barrocos originales de esta iglesia y los lienzos de Nardi situados en el retablo central fueron quemados en 1936 por grupos anticlericales. También ese mismo año incendiaron la antigua parroquia de Santa María de la plaza de Cervantes, donde fue bautizado el famoso escritor. Así que, después de la Guerra Civil, se decidió trasladar la advocación de Santa María para esta iglesia jesuita y convertirla en parroquia diocesana. Lo que sí podemos ver todavía es la arquitectura original: con planta de cruz latina de una sola nave abovedada y capillas laterales muy grandes, de planta cuadrada, que se comunican entre sí. Sobre cada capilla un balcón sujeto por ménsulas y balaustrada barroca. También barroco el coro alto a los pies de la iglesia.
Como he comentado ya, salvo la barroca capilla de las Sagradas Formas, la decoración del interior de la antigua iglesia de los jesuitas es toda moderna y bastante sencilla, buscando devociones que gusten a los fieles. Para el retablo de madera se han realizado copias de Murillo, Maino, etc. Las pequeñas hornacinas del crucero contienen un Sagrado Corazón y una Virgen de Fátima. Nada más entrar, a la derecha, encontramos la imagen de estilo andaluz que representa a María Santísima de la Soledad Coronada. En homenaje a la nueva advocación como parroquia diocesana. Pertenece a una antigua cofradía alcalaína: la "antigua, ilustre y fervorosa hermandad y cofradía de María Santísima de la Soledad Coronada y Sagrado descendimiento de Nro Señor Jesucristo" (fundada en 1508). Sufrió varios traslados a lo largo de los siglos: capilla de mínimos, Magistral, esta iglesia de nuevo en la capilla de las Sagradas Formas, la Magistral (quedando destruída la imagen original en 1936). Se realizaron más imágenes de la misma. La de 1950 la destruyó una carcoma cuando estaba ubicada en las Bernardas. Así que la talla actual es del escultor sevillano Castillo Lastrucci (1961). En el año 2009 se adquirió una nueva talla del Descendimiento, de Jesús Méndez Lastrucci. Todos estos datos están sacados de la historia de la hermandad. También existen otras capillas con la Sagrada Familia y con Vírgenes. Al fondo, a la derecha, la puerta de entrada a la Sacristía (donde está una fuente de mármol de diferentes colores, s XVIII). A la izquierda, la puerta de entrada a la capilla de las Sagradas Formas, de la que hablaré a continuación.
(SIEMA Matritensis)
cabecera de la iglesia (SIEMA Matritensis)
Vista de la cúpula, con los frescos, las ventanas del tambor, donde dos de las ocho,
La Capilla de las Sagradas Formas es lo que más nos impresiona de todo este conjunto y nos traslada al pleno barroco del s XVII. Construida entre 1678-1687 como capilla anexa a la cabecera de la iglesia de los jesuitas y con entrada independiente desde el exterior. Se hizo para conmemorar el milagro de las 24 formas consagradas. Contaré al lector que, el 1 de mayo de 1597, el padre jesuita Juarez confesó a un morisco que le presentó una tela donde recogía 24 formas consagradas que había ido robando en diferentes iglesias. Como el jesuita pensó que no era prudente consumirlas, ya que podrían haber sido envenenadas para matar sacerdotes (hecho que ya había sucedido alguna vez en España), decidió guardarlas en una urna de plata hasta que se corrompieran, hecho que nunca sucedía. Los jesuitas mandaron hacer un estudio científico de esas formas y determinaron, en 1619, que era un hecho milagroso que siguieran sin corromperse. Mandaron exponerse en una custodia de plata y nácar dentro de esta capilla anexa en 1687. En el año 1777 se trasladaron a la Magistral. Al comienzo de la Guerra Civil fué escondida en sitio secreto esa custodia tan especial y sólo sabían su localización tres hombres, que fueron asesinados en la guerra, así que desde entonces está oculta y desaparecida la original. Todo en esta capilla está orientado a la veneración de ese milagro eucarístico barroco. La capilla resulta un cubo adosado a la cabecera de la iglesia, la planta es centralizada, cubierta con una gran cúpula con tambor y linterna. La custodia se exponía en el altar, delante de un lienzo de la Virgen con un retablo barroco de madera policromada. Se ve una réplica de la custodia original, con 24 formas sagradas que se van cambiando. Los frescos de la cúpula fueron realizados en 1689, tras la finalización de las obras arquitectónicas de la capilla. Los pintó Juan Vicente Ribera, con la ayuda de Juan Cano de Arévalo. Representan diversas alegorías del milagro eucarístico, incluso, justo encima de la custodia, aparece un ángel que porta una espada de fuego y la custodia original del s XVII. Todo el estilo se inspira en las quadratturas barrocas que enseñaron en Madrid la escuela de Mitelli y Colonna. La arquitectura se funde con la pintura, en formas, movimiento, colores. En la base, entre grandes columnas pintadas al fresco en color azul, llenas de guirnaldas , surge toda la exhuberante decoración. Con el paso del tiempo han perdido nitidez las imágenes de los frescos.
están cegadas y pintadas y la linterna (SIEMA Matritensis)
de fuego y la custodia original (SIEMA Matritensis)
(SIEMA Matritensis)
Es maravilloso el trasladarse al mundo del barroco y, también, contemplar con que gran cariño y cuidado han organizado la adoración perpetua en esta capilla de las Sagradas Formas. La custodia, algo diferente a la original, presenta en el interior ocho lados con tres sagradas formas en cada lado. Desde el exterior una bonita y reforzada puerta de acceso nos recuerda las figuras de los niños mártires de Alcalá de Henares. Desde una pequeña plaza se contempla la inmensa cúpula barroca con tambor, pechina y chapitel de pizarra. Todo en ladrillo visto, como los muros, de la capilla, donde todavía se ven los mechinales cuadrados. Salimos por el callejón de las Sagradas Formas que bordea la iglesia jesuita. Con estas bonitas imágenes del exterior nos despedimos. Ya sabéis que podéis seguir nuestra actividad cultural de difusión del patrimonio de Madrid y su comunidad, así como las visitas guiadas que hacemos (sólo publicamos las abiertas a inscripciones individuales, no las de grupos privados o empresas) en agenda de la web www.siema.es , Twitter o instagram @siemamadencanto y Facebook Siema Matritensis.
Maribel Piqueras
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La localidad de Alcalá de Henares en Madrid, lo que es todo el casco antiguo debiera ser considerado si no lo es ya patrimonio de la humanidad. La belleza de sus edificios como el que tú te refieres, o la fachada de la Universidad de Alcalá con una belleza de detalles arquitectónicos asombrosos para la época ya en que lo hicieron que está situada en la plaza de San Diego, o bien si recorremos la calle principal más antigua de la localidad que es peatonal y está arcada a los lados con esas antiquísimas casas y que nos llevan a la casa donde nació Miguel de Cervantes Saavedra. Toda esta localidad de Alcalá de Henares es bellísima.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarTienes toda la razón J.S. Vila. El centro histórico de Alcalá de Henares es monumento histórico desde 1968, y con la categoría de Patrimonio de la Humanidad desde 1998.
EliminarFantastico blog
ResponderEliminarMuchísimas gracias Carlos. Me alegro de que te gusto
Eliminarguste
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