viernes, 3 de enero de 2014

Los Reyes Magos en el Museo del Prado

Por las fechas en que estamos, quiero adelantarme a la Cabalgata de Reyes y ambientaros en las escenas que con esta temática se encuentran en mi querido Museo del Prado. Antes haremos una breve mención a las fuentes y a la evolución de la iconografía desde el Gótico hasta el mundo Barroco. Las fuentes de que disponemos, como todo lo que se refiere a la infancia de Jesús, son muy escasas. Este hecho solo aparece en el evangelista San Mateo (Mateo 2; 9-11): " Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegando se detuvo donde estaba el Niño. Y al ver la estrella se regocijaron con muy grande gozo. Y al entrar en la casa, vieron al Niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra". De toda la historia de los Reyes Magos, la escena más representada en el Museo del Prado es la Adoración de los Magos. El Evangelio no nos proporciona ni el número de magos que eran, ni sus nombres, ni la fecha en que se produjo la visita. Si nos da otros datos presentes en casi todas las iconografías: como la estrella que siguen y se posa sobre el Niño, la posterior adoración con algunos postrados o de rodillas ante el Niño, el tipo de regalos que le ofrecen o que la adoración tuvo lugar ya en una casa y no en un establo. Aunque este último punto se concreta en las pinturas ya avanzado el siglo XVII y no en todas. Para completar esos datos se acudió posteriormente a un texto atribuído a Beda el Venerable, "Las Excerptiones", en donde se señala que "el primero de los magos fue Melchor, un anciano de larga caballera blanca y luenga barba, fue él quien ofreció el oro, símbolo de la realeza divina. El segundo, llamado Gaspar, joven imberbe, de tez blanca y rosada, honró a Jesús ofreciéndole incienso, símbolo de la divinidad. El tercero, llamado Baltasar, de tez morena, testimonió ofreciéndole mirra, que significa que el hijo del hombre debía de morir". 

"Retablo del Arzobispo D. Sancho de Rojas" (Juan Rodriguez de Toledo, 1415-1420)
En este Retablo de D. Sancho de Rojas contemplamos una de las representaciones más antiguas que hay en el Museo del Prado con el tema de la Adoración de los Magos. Siento que se vea tan mal en la imagen, pero nos da una idea. Este retablo procede del convento de San Benito, el Real, en Valladolid, y está ejecutado en temple sobre tabla. A la izquierda vemos la escena que comentamos. La disposición de las figuras y el colorido nos recuerdan al gótico florentino de Giotto. La Virgen "Teotokos", es decir sentada con el Niño Dios en brazos, la cabeza cubierta, aparece como una reina, madre de Dios, mostrando Jesús a los magos. Estos son tres y los representan ya en edades decrecientes como símbolo de toda la humanidad. Por eso hay uno joven, otro de edad madura y otro anciano, que suele ser el primero en colocarse de rodillas, postrado, adorando al Niño en primer plano. Como decía, simbolizan a todos los hombres de todos los tiempos, por eso las diferentes edades y, también, las tres razas. Aunque el rey Baltasar no aparecerá con la tez completamente negra hasta la pintura flamenca.

"Adoración de los Magos" (Hams Memling, 1470-72)
El Tríptico de la Adoración de los Magos de Hams Memling muestra un gran sentido de unidad en las tres escenas que representa. Esta obra le gustaba mucho a Carlos V, quien la colocó en un oratorio personal. La escena del Nacimiento y la posterior Adoración de los Magos tienen lugar en el mismo espacio, una casa como abandonada, de curiosa estructura circular. Aparecen los animales al fondo. Los tres reyes están con todo el séquito que les acompañan y los tres diferentes estandartes. Es una maravilla las calidades de los tejidos, joyas y rostros de los personajes. Están las tres edades representadas y son auténticos retratos reales de reyes. El más anciano ( sin barba, ya que es el rey Carlos el Temerario) está postrado de rodillas besando al Niño; el de edad madura, que simboliza a Gaspar, es el rey Felipe el Bueno y aparece también haciendo una genuflexión. Pero la figura que más llama la atención es la del rey más joven, como representante de una raza negra de Sudán, con su exótica vestimenta en terciopelo verde y oro. La Virgen sentada y cubierta por el velo azul. Justo detrás de la Virgen y el Niño aparece una columna y encima del tejado la estrella. La columna es un símbolo de Cristo como pilar o columna de la Iglesia y la encontramos en casi todas las adoraciones. El rostro de las Vírgenes de este artista suele ser muy dulce y juvenil.

"Adoración de los Magos" (Luis Morales, 1570-75)Foto de Artehistoria
Ahora damos un salto al Renacimiento con esta fantástica Adoración de los Magos de Luís Morales. Este artista reduce al mínimo la composición, dándole a la escena un carácter intimista. Solo hace uso de los personajes claves: San Jose, figura que suele aparecer a un lado, representada por anciano con bastón y casi sin protagonismo. La Virgen de rojo y azul, cubierta con velo, muestra el Niño a los magos. Justo detrás la columna y la estrella. Los tres reyes magos, que representan, como hemos dicho, a toda la humanidad. Melchor, el más anciano, va el primero y está besando los pies a Jesús. Aquí no hay séquito, si un pequeño fondo de paisaje y la casa en ruinas.El pintor Luis de Morales tuvo mucho éxito en su tiempo. Sabe conjugar el gusto por el detalle, la delicadeza y calidades tomadas de la pintura flamenca, con el color, composición y sfumato italianos.
"Adoración de los Magos" (Velázquez, 1619)
La Adoración de los Magos de Diego Velázquez es una de las pocas obras que conserva el Museo del Prado perteneciente a la etapa sevillana del artista. Debajo de la Virgen, sobre la piedra, Velázquez, puso la fecha de ejecución del cuadro. Es una obra de carácter tenebrista, donde la Virgen y el Niño reciben toda la luz. La Virgen aparece sentada, con velo, mostrando a los reyes el Niño. Pero Velázquez es un genio que se permite muchas libertades a la hora de ejecución de la obra, que lo que verdaderamente representa es un retrato de familia. Su mujer, Juana, sostiene a su propia hija en brazos. Es decir, el Niño Jesús, no es tal niño, sino una niña que, además, va fajada como hacían en la época. También nos asombran las manos tan gruesas de la Virgen. El primer rey arrodillado no es, como correspondería a la iconografría con esta temática, el más anciano, sino el de mediana edad, Gaspar o Velázquez mismo, ya que es un autorretrato del pintor. Detrás aparece el busto del rey Melchor, que es su suegro y maestro, Francisco Pacheco. Los otros tres personajes son personal que sirven en el taller como modelos. Destaca el colorido de la capa de Velázquez (marrón anaranjado) y la túnica verdosa. Lo mismo que la capa roja del rey Baltasar y, sobre todo, su cuello blanco que rompe con el negro del fondo.

Para simplificar en la representación de los belenes en las casas o en las iglesias e, incluso, palacios y casas nobiliarias, se suele poner la escena de los magos casi a la vez que transcurre el nacimiento de Jesús. Los vemos acercarse a lo lejos en sus camellos. También en la iconografía gótica y renacentista se suele representar la escena  inmediatemente después a la de la adoración de los pastores o ángeles. Pero hay que matizar que con ésto mantenemos un grave error histórico. Entonces, ¿Cuándo llegaron a Belén los Reyes Magos?Tuvo que ser bastante después del Nacimiento y, como dice expresamente San Mateo, ya vivían en una casa. Además, antes de la llegada de los magos tuvieron lugar otras escenas relativas al Niño Jesús y que apenas aparecen representadas, como la circuncisión del Niño y, la posterior purificación de la madre y presentación de Jesús en el templo ( ésto, según la ley judía, se hacía a los 40 días de haber dado a luz la madre ). Entre el Nacimiento y la Adoración de los Magos le dió tiempo a San José a situarse mejor en la ciudad de Belén, a trabajar y poder alojarse en una casa. Hay que tener en cuenta que, nada más producirse la adoración por parte de los magos, Herodes mandaría matar a todos los niños que tuvieran 2 años para abajo en Belén y los alrededores, así que San José y la Virgen tendrían que huir hacia Egipto. Por tanto el Niño Jesús, cuando lo visitan los magos, debería estar algo crecidito,  suponemos que casi con dos años. Este detalle solo lo reflejan los pintores más cultos en esta materia y, sobre todo ya en el Barroco. En las representaciones más antiguas la escena del Nacimiento y la Adoración sucede en el mismo lugar. Con el tiempo, algunos artista, como Maino, las sitúan en espacios bien diferenciados. Otros artistas, aunque no diferencien el espacio, si marcarán la diferencia de edad en el Niño, apareciendo este mucho más mayor en la adoración de los reyes
"Adoración de los Reyes" (Juan Bautista Maino, 1612-1614)
Juan Bautista Maino  era un fraile dominico muy culto, no sólo en los aspectos de la teología católica, como se refleja en esta obra, donde la Adoración de los Magos tiene lugar en una casa de piedra, con paredes completas y bien construidas. Además, el Niño se nos muestra con casi dos años y cabello más largo y rizado que en la del Nacimiento en el establo. La Virgen está sentada en actitud muy natural, con el cabello recogido y el traje con los tonos azúl y rojo. Destaca el dibujo perfecto (no en vano fue maestro de dibujo del rey Felipe IV), la delicadeza y detalles de la calidad de las vestiduras y la gran luminosidad que impregna toda la obra. Maino había nacido en Pastrana, hijo de un comerciante de paños y una noble portuguesa al servicio de la princesa de Éboli. Su conocimiento de los pigmentos, tejidos y costuras queda patente en este lienzo. Maravillosa la capa, donde se ven hasta las costuras, del rey Melchor, arrodillado en primer término Así como  los ázules de lapisdázuli, los coloridos trajes y plumas del rey y pajes negritos. También nos llama la atención la figura de San José, un hombre joven y guapo, en actitud cariñosa y conversadora. Ahora el padre de Jesús sí se integra en la escena. Es que ha tenido lugar el Concilio de Trento donde dejan a un lado las enseñanzas de los Evangelios apócrifos sobre San José (en ellos se decía que era viejo, que no estuvo presente en el momento del parto, et..) y se centran en las costumbres judías más realistas de la época, donde los esposorios se hacían en una muy temprana edad. También se defiende la idea de que Dios eligió como padre a un hombre joven, fuerte, vigoroso, justo y honesto. Esa idea la difundió muchísimo a lo largo del siglo XVII Sta. Teresa de Ávila.

"Adoración de los Magos" (Rubens, 1609)Foto Guiarte
"Adoración de los Magos" (Rubens). Detalle
Con esta imagen de Rubens queremos terminar nuestro recorrido. Este oleo de gran formato que puede contemplarse en la galería central del Museo del Prado  se lo encargó al pintor la ciudad de Amberes en 1609. El motivo era conmemorar la tregua entre España y las Provincias Unidas. estuvo colgado durante muchos años en las paredes de su ayuntamiento. En 1621 era ya propiedad del rey Felipe IV y, cuando Rubens visitó Madrid (entre 1628-29),trabajó rápidamente añadiendo la franja superior y la de la derecha, donde aparece el mismo autoretratado, a lomos de un caballo y mirando para atrás. Intentó aligerar la composición detallista y abigarrada que había en la obra original, introduciendo ahora más espacio y movimiento, con todo el séquito de camellos, porteadores y guerreros.También añadió el cielo con los dos angelitos. La escena tiene lugar de noche. Encima de la Virgen y la cuna está la columna de nuevo, como símbolo de pilar o columna de la Iglesia que ya mencionamos. La Virgen de rojo y azúl (colores que simbolizan el misterio de la Encarnación) levanta al Niño, que está jugando con las monedas de oro ofrecidas por el Rey. Un soldado mira en actitud cariñosa. Justo encima de la capa del Rey Mago, vemos el detalle de un pequeño paje negrito que sopla el incienso. La cuna es de madera rícamente tallada y con balancín en los pies. Es una obra cargada de personajes y detalles. Al fondo se ve el puerto de Amberes, ciudad que muestra toda su riqueza en las mercancías y tejidos que se exponen en las obras

Espero que os haya gustado y nos meta en el ambiente de los próximos días. Nada más desearos un Féliz 2016 y que nos sigáis como hasta ahora, tanto en el blog como en las visitas de SIEMA. Ya sabéis que estamos en www.siema.es , donde, lo mismo que en el facebook (aquí como Proyecto SIEMA) aparecerán solo las visitas con posibilidad de inscripción individual. Para las de empresa consultarnos para personalizar los programas. ¡Un cariñoso saludo!


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