Hoy inicio una serie de entradas sobre algunos edificios emblemáticos de la Gran Vía. Empezando por dos construcciones que estarían en el km 0, con entrada ambas por la calle Alcalá, pero que sus edificios se extienden en los primeros tramos de la Gran Vía. Recordamos que la Gran Vía debe su existencia a la incomunicación que había entre diversas zonas desarrolladas por el ensanche Castro (como, por ejemplo, el barrio de Arguelles y Salamanca). Ya que había que atravesar esta zona central de caserío antiguo y callejuelas estrechas que no estaban preparadas para ese tráfico moderno. Así que una vez construídos la gran mayoría de edificaciones en las zonas del plan del Ensanche se aprobó, en 1895, la ley llamada "saneamiento, reforma y ensanche interior de las grandes poblaciones". En 1901 se aprobaron los proyectos de los arquitectos Francisco Andrés Octavio y José López de Salaberry. En abril de 1910 se iniciaron las obras de la Gran Vía, bajo el mandato del alcalde, Conde de Peñalver. El propio rey Alfonso XIII tomó una pica para derribar la casa del cura anexa a la iglesia barroca de San José y empezar así las obras que se alargarían décadas en el tiempo. Imaginar la cantidad de caserío de los siglos XVII, XVIII y XIX que fue derribado, el acondicionamiento de las tuberías, iluminación o pavimento que hubo que realizar. Pero esta magna obra poco a poco fue dando sus frutos. Donde estaba la casa del cura se iniciaban los números pares de la Gran Vía. El edificio que ocupa esa esquina era un edificio para viviendas (1912-13) y locales comerciales en los bajos. Aparece con la dirección de c/Alcalá nº 41, pero se desarrolla en ese primer tramo de la Gran Vía. En la pared cuelga una placa donde alude al arquitecto que realizó el proyecto: Joaquín María Fernández y Meléndez Valdés. Aunque posteriormente, el arquitecto J Moya le dió ese toque barroco a la ornamentación como homenaje a Pedro de Ribera y a la iglesia de San José. Incluso se elevó la parte superior de la fachada de la iglesia de San José para que quedara a la altura del nuevo edificio, llegándose a quitar los alerones y escudos barrocos.
Imagen antigua con el inicio de las obras en abril de 1910. Aparece Alfonso XIII
con la pica de manera simbólica.
Isleta de la Gran Vía donde se sitúa la maqueta de la misma, realizada en
el 2010 con motivo del centenario (Foto SIEMA Matritensis)
Detalle de la misma maqueta, realizada en acero y bronce y con letras
braile, donde constan los tres tramos (Foto SIEMA Matritensis)
Edificio de viviendas de J. M Fernández y J Moya, con los toques barrocos en el chaflán del
centro, las ventanas del piso principal y la balaustrada posterior (Foto SIEMA Matritensis)
Iglesia de San José, donde ya se aprecia el frontispicio elevado que añadieron con
las obras de la Gran Vía (Foto SIEMA Matritensis)
En el km 0, pero ya en el lado de los número impares, nos encontramos con el edificio más emblemático de toda la Gran Vía, me refiero a Metrópolis. El Edificio Metrópolis fue el primero que se construyó en la Gran Vía madrileña. Las obras empezaron en 1907 y se inauguró en enero de 1911. Para poder construirlo tuvieron que tirar hasta cinco edificios en esa manzana, como la casa del ataud que hacía esquina y se ve en todas las fotos antiguas. En esos momentos tenía la característica de ser el edificio más alto de Madrid y se mantuvo así hasta que se construyó el Palacio de la Prensa. El toque bell epoque y modernista que contemplamos en él se lo debemos a los arquitectos franceses que hicieron el proyecto, Julen y Raymond Fèvrier. Lo ejecutaría y terminaría el español Luís Esteve Fernández Caballero, quien decidió añadirle el último piso y terraza. Como el primer propietario era la empresa de seguros La Unión y el Fenix, se colocó en su gran cúpula el Ave Fenix, hasta que en el año 1972 pasó a la aseguradora Metrópolis y cambiaron todos los nombres situados en los balcones de rejería y en la fachada, pero también la escultura. Encargaron al escultor Federico Coullant-Valera la escultura de la Victoria alada, que es la que hoy luce (en verdad lleva ahí desde 1975). La fachada más decorada es la que daba a la calle Alcalá, la principal en 1911. Ahí se sitúa la entrada principal al edificio y oficinas. En principio la compañía se quedaba con la entreplanta y planta baja más los sótanos y pensaba el resto como viviendas de lujo.
Fotografía del año 1912, con el edificio Metrópolis ya construído
Obras de inicio de la Gran Vía en 1911, el edificio de viviendas junto a la iglesia
de San José todavía no estaba hecho
Puerta monumental del entrada al edificio Metrópolis, con los elaborados trabajos modernistas en
hierro y bronce. Da a la calle Alcalá (Foto SIEMA Matritensis)
Torre adelantada de la fachada de la calle Alcalá, con el ave fenix esculpido antes
de la cornisa final. El piso de arriba con ventanas pequeñas y terraza metálica es un añadido
al proyecto original (Foto SIEMA Matritensis)
Vista general de la fachada principal que da a la calle Alcalá
(Foto SIEMA Matritensis)
El exterior está todo él muy ornamentado, uniendo arquitectura y escultura, especialmente en la torre y la fachada principal a Alcalá. En el piso noble alternan balaustradas de piedra clásicas con otras de rejería modernista muy elaboradas, en cuyo centro aparece el anagrama de Metrópolis. Máscaras de león, hojarascas, guirnaldas, flores, volutas, entablamentos, columnas o frontones de diversas formas crean una decoración muy dinámica en falsa piedra. El edificio consta de seis plantas y dos sótanos. La elegancia y clasicismo exterior con toques modernistas también se corresponde en el interior con la decoración pensada por Estany: vidrieras de la casa Maumejan, maderas nobles en los muebles, estucos elaborados en los techos, hierro forjado y escaleras curvas muy modernistas. El interior de la cúpula es completamente hueco y la azotea no se utiliza, pese al sitio privilegiado que tiene.
Escalera con formas curvas y forja modernista
(Foto Algargos, arte e historia)
Vista general de Metrópolis, que parece un barco avanzando. Se ve el lateral que da
a la calle Caballero de Gracia, mucho más sencillo y sin entrada monumental
(Foto SIEMA Matritensis)
La gran torre de esquina es espectacular. Sobre su base circular se levanta como un gran zócalo con sillares de piedra y, encima, el piso principal, recorrido por parejas de columnas clásicas rematadas por trozos de entablamentos. En medio, los balcones con balaustrada de piedra en la parte inferior e hierro los de la superior. Sobre los entablamentos cuatros esculturas que representan las cuatro estaciones, realizadas por escultores franceses, como Saint Marceaux y L. Lambert. El nombre de Metrópolis resalta en negro bajo el grupo escultórico esculpido por Benlliure en 1911, titulado " Familia, protección contra el fuego y ayuda al mundo laboral. La gran cúpula de pizarra que lo remata lleva un auténtico trabajo de fina orfebrería, esculpiendo flores, guirnaldas, lazos, escudos, llamas y todo eso recubierto en pan de oro de 24 kilates. La última limpieza de este edificio fue en el 2016. Además aprovecharon para instalar modernos focos que lo iluminen en toda su extensión, lo cual agradecemos enormemente. Yo todavía no sé si me gusta más de día o de noche iluminado. Como siempre, agradeceros que nos sigáis en twitter @siemamadencanto, facebook Siema Matritensis o la agenda en web www.siema.es. Nos iremos de nuevo a recorrer la Gran Vía con el que lo desee el viernes 22 de marzo 2019 y el sábado 23.
Maribel Piqueras
Detalle de la cúpula en el cielo de Madrid, con la Victoria
alada ( Foto SIEMA Matritensis)
Torre de Metrópolis (Foto SIEMA Matritensis)
No hay comentarios:
Publicar un comentario