jueves, 15 de octubre de 2020

Colegiata de San Isidro

Hoy me voy a detener en una de las iglesias más importantes de Madrid que, además, alberga el cuerpo incorrupto de nuestro santo patrón, San Isidro. Me refiero a la Colegiata de San Isidro. A pesar de los avatares históricos por los que ha pasado este monumento, aún mantiene todo su esplendor casi intacto. Sus orígenes van unidos a los orígenes de Madrid como capital del reino de España y a la veneración que los reyes de la dinastía Austria tuvieron por la orden Jesuita. En 1562 los jesuitas se asentaron en Madrid en unos terrenos situados en la calle Toledo, que les fueron cedidos por Leonor Mascareñas, el aya portuguesa de Felipe II. Edificaron entonces una iglesia dedicada a San Pedro y San Pablo y un sencillo colegio inaugurado en 1567. Al fallecer en 1603 la Emperatriz María de Austria, hermana de Felipe II, en el monasterio de las Descalzas Reales, dejó a los jesuitas sus bienes para mejorar esta primitiva edificación. Recordamos aquí que las Descalzas Reales fue una fundación de Juana de Austria, con el favor del jesuita San Francisco de Borja, cuya hermana organizó la primera comunidad en ese monasterio. Los jesuitas tenían entre sus propias filas importantes arquitectos formados en el barroco romano, como Pedro Sánchez, quien diseñó los planos de la nueva edificación en 1620. El rey Felipe IV puso la primera piedra en 1622. Pero las obras de esta grandiosa construcción en piedra y su posterior decoración se alargaron en el tiempo. Sánchez falleció en 1633 y continuó las obras Francisco Bautista. En 1651 quedó consagrada la iglesia por el nuncio Raspigliosi, aún quedando parte de ella que no se terminaría hasta 1680. 

                                Fachada, gran cornisa y torres en la actualidad (SIEMA Matritensis)

Vista de la torre situada a la izquierda de la fachada, rehecha tras la 
Guerra Civil (SIEMA Matritensis)

Detalle de la hornacina sobre la puerta central, con San Isidro y Sta.María de la 
Cabeza (SIEMA Matritensis)

Colegiata de San Isidro en 1885, recién establecida la diócesis de Madrid 
(Postal antigua)

En el exterior muestra una fachada grandiosa, que luce poco al no dejar separación con la calle Toledo. La fachada se divide en cinco calles verticales, siendo las de los dos extremos laterales las que corresponden con las torres campanario. Esos cuerpos laterales llevan pilastras de orden gigante y compuesto en las esquina, mientras que los cuerpos centrales están divididos por columnas. En la parte inferior las puertas de entrada: laterales adinteladas y central con un gran arco, sobre el que se abre la hornacina en la que se colocó al matrimonio formado por San Isidro y Sta. María de la Cabeza, cuando se cambió la advocación de la misma. Diferente decoración de molduras barrocas y frontones remata las ventanas. Tanto el entablamento como los capiteles siguen la misma línea y tipo de decoración ideada por Bautista para el interior. Destaca el gran entablamento de la cornisa, sobre el que van una balaustrada y las torres. Torres diferentes del original que se aprecia en la postal de 1885, donde terminaban con esa cubierta a dos aguas que ahora se ha modificado y terminado en recto, con un cuerpo final de menor tamaño. En su momento sobresalía sobre el resto de edificios e iglesias de Madrid por el empleo de la piedra, ya que todas las iglesias de la capital se construyeron en ladrillo. Ponz comentó que su fachada era la más grandiosa de Madrid. 

Vista general del interior (SIEMA Matritensis)

Placa situada en el nartex para agradecer los trabajos de iluminación de la colegiata a la generosidad de los fieles y a Endesa (SIEMA Matritensis)

Lateral del crucero, donde se percibe la amplia línea de cornisa y el luneto que 
da iluminación (SIEMA Matritensis)

En la disposición interior se siguió el modelo de la iglesia Gesú de Roma: una gran nave abovedada que presenta un crucero de brazos muy cortos. Sin embargo, las capillas laterales son muy amplias y están comunicadas entre sí. Bautista utilizó bóvedas y cúpulas encamonadas y, también ideó un nuevo tipo de capitel, conocido como "capitel Bautista" (donde combina hojas de acanto del orden corintio, con óvulos del jónico y equino procedente del dórico). El entablamento se decora con modillones pareados. La línea de cornisa es muy clara y, como escribí anteriormente, coincide con la que se sigue por la fachada exterior. Toda esta disposición arquitectónica nos sumerge en el mundo del barroco con su amplitud, movimiento, volúmenes y molduras decorativas de carácter vegetal, resaltadas en dorado. Alterna las líneas curvas y rectas buscando dinamismo. La iglesia es bastante oscura, faltan ventanales y vidrieras que la iluminen lo suficientemente. Además, aunque los jesuitas idearon en el proyecto original un gran ventanal a los pies de la iglesia, después se anularía colocando el coro ahí. Así que es de agradecer todo lo invertido en lograr una mayor iluminación interior.

Detalle de entablamento y línea de cornisa. Debajo de ellos, los llamados 
"capiteles Bautista" (SIEMA Matritensis).

Siguiendo con la historia que afecta a nuestro monumento diremos que formaba parte de un conjunto con el Colegio Imperial de los Jesuitas y cuando se terminó la iglesia estaba dedicada a San Francisco Javier, el santo jesuita navarro. Aunque realmente lo primero que se terminó y funcionó ya como iglesia es la capilla del Sagrario o Buen Consejo, diseñada por Sebastián Herrera Barnuevo. Por eso ésta tiene planta de cruz latina, abovedada y con cúpula sobre el crucero. En realidad, es como una pequeña iglesia dentro de otra más grande. Rezando el joven S. Luis Gonzaga aquí se le apareció la Virgen en el s XVI inspirándole para que se hiciera jesuita, aconsejándole a tomar esa decisión, por eso la advocación que lleva la Virgen. La talla actual no es la original, que quemaron en 1936, sino una bonita imagen de la casa Granda. También celebró su primera misa en esta capilla el padre Rubio. 

Retablo mayor de la Capilla del Buen Consejo o del Sagrario
(SIEMA Matritensis)

Fachada lateral del entrada a la Capilla del Buen Consejo, la primera que empezó a funcionar como iglesia en este monumento (SIEMA Matritensis)

Los jesuitas fueron expulsados de España en 1767, por orden de Carlos III. Entonces se dedicó el conjunto a San Isidro y se dividió: templo, estudios reales de San Isidro y viviendas. Desde la iglesia de San Andrés se trasladaron los restos de San Isidro hasta el altar mayor. En 1885 el Papa León XIII creó la diócesis de Madrid que, hasta entonces no tenía obispo propio ni catedral porque dependía de Toledo. Así que por un tiempo, hasta que se inauguró en 1993 la catedral de la Almudena, la colegiata tuvo categoría de catedral y también albergaba a la Virgen de la Almudena.  En los orígenes de la diócesis de Madrid su primer obispo, Narciso Martínez-Vallejo,  falleció a consecuencia de las heridas producidas por los disparos de un cura loco, el domingo de ramos de 1886, en las propias gradas del templo. Lo colocaron en la portería de la colegiata, donde murió a los pocos días del atentado. También sucesos trágicos vivió el templo durante la Guerra Civil. En el verano de 1936 extremistas anticlericales incendiaron las capillas de la parte izquierda, que no eran colindantes con los muros del colegio,  así como la sacristía y altar mayor. Por eso en esas capillas contemplamos una decoración menos elaborada y más moderna. Por desgracia se perdieron parte de los archivos también, además de mucho patrimonio artístico. 

Bula de creación de la diócesis de Madrid que se conserva en el Museo
de la Catedral de la Almudena (SIEMA Matritensis)

Recorriendo las capillas interiores nos podemos encontrar, siguiendo por la derecha:
  • Capilla de la Virgen de los Reyes. Con imagen moderna inspirada en la capilla real de la catedral de Sevilla.
  • Capilla de la Macarena, acompañada por talla moderna del apóstol San Juan. Estas cofradías fueron fundadas en la posguerra por sevillanos residentes en Madrid. La Virgen acompaña a la imagen del Gran Poder en la tarde-noche del jueves santo.
  • Capilla del Gran Poder. Preciosa talla de imaginería andaluza que sustituye al Cristo de la Buena Muerte de Juan de Mesa, que era el Crucifijo que presidía esta capilla en su origen y que ahora se encuentra en la catedral de la Almudena. Menos mal que conserva toda su exhuberante decoración barroca original. Esta capilla dedicada a la Pasión fue pagada por el consejero de Castilla, reinando Felipe IV, Francisco de Tejada y Mendoza, para tener un panteón familiar en esta iglesia de los jesuitas. Años más tarde, en 1670, la cedieron a familias del Colegio Imperial. El magnífico crucifijo de Juan de Mesa  se inspiraba en un famoso crucifijo de los jesuitas sevillanos. El aire andaluz de la capilla es total. Incluso se completó esa talla con las esculturas de María, San Juan y la Magdalena que se perdieron. Claudio Coello y Rizzi intervinieron en la decoración barroca de esta capilla, que todavía conservamos: cúpula y profetas en las pechinas -Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel- fueron realizadas por Claudio Coello. Mientras que Rizzi intervino en el resto de decoraciones barrocas y en los cuadros laterales de la Pasión: Cristo ante Caifás y Cristo ante Pilatos.
                                       Capilla de la Virgen de los Reyes (SIEMA Matritensis)

Capilla de la Macarena y San Juan (SIEMA Matritensis)

Así era la decoración original de la actual Capilla del Gran Poder, con el crucifijo de Juan de Mesa en el medio (Fotografía histórica)

Cubiertas barrocas de la Capilla del Gran Poder, con los profetas en grisalla
(SIEMA Matritensis)

Vista general de la Capilla del Gran Poder (SIEMA Matritensis)

Detalle del Cristo del Gran Poder y las columnas salomónicas del 
baldaquino (SIEMA Matritensis)

Molduras de decoración barroca en pan de oro representando elementos de la 
Pasión en esta capilla del Gran Poder (SIEMA Matritensis)

Lienzo de Rizzi representando a Jesús ante Caifás (SIEMA Matritensis)

Altar de la catedral de la Almudena, donde se ubica actualmente el Cristo de la 
Buena Muerte de Juan de Mesa (SIEMA Matritensis)

  • Capilla de San José: presenta un retablo barroco del s. XVII, enmarcando una escultura de San José del escultor Salvador Carmona (s. XVIII) y también unas interesantes pinturas de Herrera el Mozo, que representan a San Antón y San Antonio de Padua. También en los muros laterales contemplamos cuadros de santos pintados por Pablo Pernicharo y Juan Peña. 
  • Capilla de las Dos Trinidades o la Sagrada Familia. En el ático la pintura de los mártires jesuitas del Japón. Está cubierta por pinturas barrocas originales con espirales y decoración vegetal. 
  • En el crucero la Virgen de la Fuensanta, donde estuvo el altar dedicado a la Virgen de la Almudena antes de 1993. Y muchas imágenes de santos colocadas en los muros en fila y su nombre indicado en una placa inferior.

                                             Capilla de San José (SIEMA Matritensis)

Capilla de la Sagrada Familia o las Dos Trinidades (SIEMA Matritensis)

Pinturas originales del sXVII que cubren la Capilla de la Sagrada Familia
(SIEMA Matritensis)

El retablo mayor que había en 1936 era el que mandó realizar Carlos III a Ventura Rodriguez, justo al echar a los jesuitas y cambiar la advocación de la iglesia. Tenía en el cuerpo superior el lienzo de la Santísima Trinidad de Mengs. También trabajaron en él escultores del s. XVIII como Francisco Gutierrez, en la escultura que representa la Humildad o Pascual de Mena en la escenificación de la Gloria de San Isidro. LLevaba mármol en la parte inferior y luego añadía las tres calles con esculturas. Pero incendiaron a propósito ese retablo dedicado a San Isidro en 1936 y el actual es una fiel reproducción del mismo, aunque no del todo exacta, realizada por José Lapayese y con las esculturas de José Luís Vicent. Los plateros madrileños labraron la urna en plata para los restos de San Isidro.


                            Altar Mayor con la gloria de San Isidro en medio (SIEMA Matritensis)

A la izquierda del altar mayor se dispone la Capilla de San Isidro de los naturales. Sede de la congregación de dicho nombre y desde donde parten unas escaleras a venerar el cuerpo de San Isidro. Se realizó también en el s. XVIII, luego es posterior a la construcción de la iglesia. De planta ovalada, presenta un bonito retablo con la Virgen Inmaculada de José de Mora y, en los laterales, unas tallas de San Isidro y Sta. María de la Cabeza. Se construyó sobre un pozo, de los muchos que hay en esta zona y en los alrededores de la calle Toledo y Puerta de Moros antigua. No está comprobado que tenga nada que ver ese pozo con la vida de San Isidro.

Capilla ovalada de San Isidro (SIEMA Matritensis)

En el brazo izquierdo del crucero encontramos dos obras artísticas que a mí particularmente me gustan mucho. Una Dormición anónima, del s XVII, donde muestra la Virgen dormida en actitud orante con las manos que se dirigen hacia el cielo, y los 12 apóstoles alrededor, en técnica muy expresiva. La imagen de la Virgen la tallaron después de la Guerra Civil. Igualmente el gran lienzo del Rizzi, que estuvo tapado muchos años, y que representa la "Conversión del Duque de Gandía". El pintor juega con diferentes tiempos y lugares en el cuadro. Ya que aparece San Francisco de Borja en el momento de comprobar el féretro de la Emperatriz Isabel a su llegada a Granada. Como fondos, el panteón de los reyes del Escorial diseñado por Crescenzi e inaugurado por Felipe IV.

Dormición de la Virgen (SIEMA Matritensis)

Conversión del Duque de Gandía, de Rizzi  (SIEMA Matritensis)

Antes de pasar al resto de capillas del lado izquierdo de la nave y a los tesoros de la sacristía conviene pararse en el púlpito de mármol diseñado por Bautista y en el resto de imaginería que muestran las hornacinas de los paredes. Las capillas de este lado reflejan una decoración más pobre por los destrozos de la Guerra Civil. 
  • Capilla de la Virgen del Carmen. Muestra la curiosidad de que fue restaurada por católicos británicos durante la posguerra. De ahí el escudo inglés con símbolos de los Stuarts católicos y la inscripción en la parte superior de la pared de la capilla ("mandada reparar por la caridad de los británicos"). Quizás el Duque de Alba tuvo algo que ver. 
  • Capilla de la Soledad
  • Capilla de San Antonio
  • Capilla de San Cosme y San Damián. Son los patronos de los médicos. Aquí también el moderno crucifijo del Santo Cristo de las Siete Palabras, realizado por el escultor sevillano Manuel Santos Corona. 
                               Inscripción en la pared superior de la Capilla de la Virgen del Carmen
                                                                         (SIEMA Matritensis)

Detalle del escudo inglés sobre el retablo de la Virgen del Carmen
(SIEMA Matritensis)

Púlpito (SIEMA Matritensis)

Capilla de la Soledad y San Blás (SIEMA Matritensis)

Escultura de San Roque, en las hornacinas de los muros 
laterales (SIEMA Matritensis)



Capilla de los santos Cosme y Damián (SIEMA Matritensis)

Cristo de las siete palabras (SIEMA Matritensis)

La antesacristía y sacristía fueron también destrozadas en 1936. Menos mal que tenemos, por ejemplo, los cuadros de Monasterio que reflejan fielmente la riqueza ornamental que contenían. En la Antesacristía destaca la pieza del lavamanos en mármoles rojos y grises, con la escultura barroca de san Francisco en el medio. La concha superior de estuco fue reconstruída. También están aquí los cuadritos de Monasterio mencionados. La sacristía conserva toda la estructura barroca de la fecha de construcción, con los espacios laterales que tenían los canónigos de la colegiata para celebrar sus misas privadas, pero la decoración es bastante ecléctica, con imaginería y cuadros religiosos de diversas procedencias. Así un bonito cuadro de la Virgen del Buen Consejo, una escultura de Santiago Apóstol a caballo, imágenes usadas para el nacimiento de Navidad, etc. Desde aquí, y para terminar, agradezco a D. Javier del Santo el haberme permitido visitar con tranquilidad la sacristía y resuelto algunas dudas. Aunque queda mucho por resolver por la pérdida de documentos originales. También os animo a todos a conocer esta joya del barroco madrileño. 

Maribel Piqueras 

Cuadro de Monasterio que refleja cómo estaba decorada la antesacristía antes de que la prendieran fuego en 1936. Fijaros en los frescos del techo (SIEMA Matritensis)

Conjunto completo del impresionante lavamanos 
(SIEMA Matritensis)

Detalle de la parte central del mismo (SIEMA Matritensis)

Sacristía original antes del incendio, pintada por Monasterio, con el retablo en la pared del fondo, los frescos del techo, la mesa en medio y los altares laterales (SIEMA Matritensis)



Lienzo antiguo de Nra Señora del Buen Consejo en la Sacristía
(SIEMA Matritensis)

Talla de la Virgen con Niño que usan para el Nacimiento de Navidad y se haya 
en la Sacristía (SIEMA Matritensis)






















viernes, 2 de octubre de 2020

Pandemias y epidemias en Madrid

 Hoy quiero tratar un tema que no tiene mucho encanto, pero que no es la primera vez que afecta Madrid. Me refiero a las pandemias que han asolado  Madrid a lo largo de su historia. Epidemias de alcance muy general, incluso mundial, que también afectaban a Madrid. He pensado en una serie de flashes históricos para situarnos en el tema. Al leer o haber explicado en las visitas algo sobre estas epidemias encontramos elementos comunes en todas ellas: 

-Aunque afectan a toda la población en general, siempre las clases más bajas o pobres resultan las más afectadas.

- Desconocimientos médicos e higiénicos de cómo tratarlas.

- Búsqueda de culpables de todo tipo, incluso de manera no racional.

-Motines y rebeldía contra las medidas que dictan las autoridades al respecto.

-Desestabilización social y económica.

La primera de las pandemias que afectó a Madrid fue la peste en los siglos XIV y XV, cuando aún era simple villa y no capital del reino de España. Con la tasa de mortalidad tan alta que registraba esta plaga, el total desconocimiento médico para tratarla  y lo contagiosa que era decidieron crear un hospital a las afueras de la ciudad, lejos de la puerta de Guadalajara, para concentrar ahí a los enfermos. Se creó el 1438 el Hospital de San Andrés, antecedente del llamado después Hospital de Corte por los RRCC. Carlos V, en 1529, lo fijó en ese punto de la actual Puerta de Sol, justo al lado de la Carrera de San Jerónimo, llamándole Hospital Real de Corte. Ya que atendía, sobre todo, a enfermos relacionados con puestos en la corte de Madrid. Las obras de este hospital se finalizarían en 1561. Junto a él se construyó la Iglesia del Buen Suceso. Iglesia y Hospital se derrumbaron en 1854. Mesonero Romanos, en su obra "Antiguo Madrid", al hablar de la Puerta del Sol, menciona el origen de la denominación de Buen Suceso, nombre con que se le conoció durante siglos: dos hermanos de la congregación de los Obregones, yendo de peregrinación a Roma, se refugiaron en unas peñas cerca de Tortosa, por un temporal, y allí encontraron dicha imagen que, al ser presentada al Papa Paulo V, éste le puso el nombre de Buen Suceso y así quedó registrado cuando regresaron después a Madrid con ella. Creo que es la misma que se venera en la Iglesia del Buen Suceso actual en la calle Princesa.

                                    Puerta de Sol con el hospital e iglesia del Buen Suceso en el
                                plano de Texeira (SIEMA Matritensis)

Iglesia del Buen Suceso en 1842, E de Letre (SIEMA Matritensis)

Niños jugando con un personaje disfrazado de médico de la peste
medieval (SIEMA Matritensis)

La Viruela fue otra de las plagas que afectó a Madrid. Con sólo un índice de supervivencia del 30%, el desconocimiento científico sobre la enfermedad la agravaba aún más, como cuando pinchaban las pústulas de la piel y éstas se infectaban, por ejemplo. O cuando los españoles que fueron a América contagiaron a los indígenas, cuyo sistema inmunológico no había tratado nunca con esta plaga europea. En el siglo XVIII afectó también a casas reales europeas, diezmándolas o dejándolas marcas en el rostro. Un ejemplo de ello lo tenemos en la muerte del primer heredero de Felipe V, Luis I Borbón, hijo de la primera mujer de Felipe V,  MªLuisa Gabriela de Saboya. También afectados de viruela estuvieron Bárbara de Braganza o Carlos III. De ambos se conservan retratos con las marcas de la enfermedad en su rostro. Por eso Carlos IV promovió tanto la expedición de los 22 niños con la vacuna de la viruela y el doctor Balmis hacia América. Esta expedición partió desde la Coruña y tuvo un gran éxito, frenado por la Guerra de Independencia y las tropas napoleónicas. La película española titulada "22 ángeles" lo transmite muy bien. También en 1912 hubo algunos casos de viruela controlados por la zona de Ronda de Valencia. Según la OMS está enfermedad está erradicada desde 1980.

                                    Carlos III como Duque de Parma, de Giovanni Maria delle Piane, 1732,
                                    donde el rostro de Carlos muestra restos de la viruela pasada (PN. La Granja)

"Luis I", de Houase, en quien había abdicado Felipe V, 
fallecido a causa de la viruela (Museo del Prado)

El cólera afectó a Madrid en varias ocasiones bien documentadas a lo largo del s. XIX. Las más conocidas son las de 1834 y 1885. En la de 1834 fallecieron 4.463 personas de una población en torno a 220.000 habitantes. Las clases más pobres, que fueron las más afectadas por sus condiciones de vida hacinados en viviendas pequeñas, comiendo sin medidas higiénicas, etc, acusaron a los religiosos de la ciudad de haber envenenado las aguas. Se produjeron movimientos de turbas exaltadas contra los monasterios de San Francisco, La Merced, Sto. Tomás y el Colegio Imperial Jesuitas. Asesinaron a 73 religiosos y 11 resultaron heridos. El Ayuntamiento de Madrid tomó medidas poco populares y algunas de ellas muy curiosas. Se pidió controlar más los puestos de alimentos al aire libre y que los mercados de frutas y verduras mejoraran su limpieza y control. Se esmeraron en limpiar alcantarillado y organizar mejor el control de basuras y animales muertos en la calle. Incluso, a quienes llevaran en Madrid menos de 10 años y no tuviesen trabajo, los enviaban a sus pueblos con alguna peseta y dos panes. De la necesidad de controlar mejor los mercados de productos perecederos y hacerlos más seguros nos queda la construcción por esas fechas del actual Mercado cubierto de San Miguel.

Basílica de San Francisco el Grande, cuya comunidad fue muy afectada durante los disturbios por el cólera de 1834 (SIEMA Matritensis)

En 1885 hubo otro brote importante de cólera en la capital y, previamente, en 1878, varios casos de fiebre amarilla, pero que controlaron rápidamente en el Hospital de la Princesa. Este brote de cólera fue general en toda España, afectando más a la costa E y a Andalucía. En Madrid hubo 1366 personas fallecidas y bastante revuelta social contra las medidas sanitarias del gobierno. Se pensó en crear un hospital especial para epidemias, terminando en 1900 unos veinte pabellones para enfermedades infecciosas en el llamado "Cerro del Pimiento" (un área alta, en el cruce de Andrés Mellado y San Francisco de Sales. Una zona cercana a los grandes hospitales actuales que se ubican por ese área: el Clínico, La luz, Nuevo Parque, La Paloma, Fundación Jiménez Díaz) y clausurado muy rápido, en 1905. Incluso la tensión era muy alta entre los políticos, ya que el liberal Sagasta llegó a acusar a Cánovas de que mentía y no había brotes de cólera en Madrid. En Aranjuez se llenó el Hospital de San Carlos y no daban a basto los médicos, así que el rey Alfonso XII habilitó el propio Palacio Real de Aranjuez como hospital de campaña. Gesto que siempre se le agradeció mucho. Aquí recomiendo ver otra película para ambientarnos mejor, en este caso italiana, producida por la RAI, "Giusseppe Moscati, el médico de los pobres", que trata el cólera en Nápoles. En 1971 llegó a haber otro brote de cólera en España, pero no en Madrid, sino en torno al río Jalón.

Vista del Hospital de San Carlos en Aranjuez hoy en día
(SIEMA Matritensis)

Alfonso XII visita el Real Hospital en el Real Sitio de Aranjuez, de Bermudo Mateos, 1887
(Conversaciones sobre la historia. com)

La gripe adquiere categoría de pandemia todos los años durante el invierno. Algunas gripes han ocasionado 80 millones de muertos, como la mal llamada "gripe española" de 1918. Justo después de las fiestas de San Isidro se dieron los primeros casos en Madrid y duró año y medio. Las autoridades cerraron sitios públicos que pudieran dar origen a aglomeraciones, como teatros, oficinas de correos, bailes y se llevaba mascarilla como ahora. De nuevo tenemos a la leyenda negra influyendo en el erróneo nombre que se le puso. Ya que se inició en los EEUU y de ahí pasó a otros países europeos, como GB, Francia o Alemania. A España llegó por unos jornaleros del campo que venían desde Francia. Como los aliados estaban en plena Guerra Mundial no le dieron mucha publicidad, ni tampoco los alemanes, para no intensificar el miedo y sufrimiento de sus soldados. Así que la prensa española era la que le daba publicidad, al ser un país neutral, hecho que nos afectó en la mala fama. Otras pandemias han afectado a Madrid durante el siglo XX y que recordamos todos: el Sida, la gripe Aviar, el SARS Cov 1 del 2003 y, ahora, el SARS COv 2 o Covid 19. Curiosamente las 3 últimas han surgido todas en China y creemos que la OMS no ha investigado bien sus causas ni multado a ese país asiático. Comentar tan sólo que este es un blog divulgativo. No hay mucho publicado en concreto sobre Madrid, aunque en el 2006 se publicó el interesante libro de José Luis Betrán "Historia de las epidemias en España y sus colonias: 1348-1919" (La Esfera de los libros). Metiéndonos en el tema comprobamos como la historia se repite y no aprendemos de los errores ni aciertos de otras épocas.

Maribel Piqueras