Hoy nos vamos a ir fuera del entorno de Madrid para difundir un poquito más el maravilloso convento e iglesia de las carmelitas descalzas, situado en Alba de Tormes. Este centro de espiritualidad rebosa historia teresiana, arte e historia española también. Un auténtico monumento de nuestro patrimonio que conviene conocer. Mas aún este año, cuando la fiesta de Sta. Teresa cae en domingo y entonces se proclama año jubilar teresiano. En su página web www.carmelitasalba.org se pueden encontrar más detalles en profundidad del mismo. Este convento se había fundado el 25 de enero de 1571, utilizando las rentas del contador del Duque de Alba, Francisco Velázquez y su mujer. Él era converso, como muchos de los que ayudaban a Sta. Teresa, y no habían podido tener niños en su matrimonio. Estaba deseoso de dejar sus bienes a una fundación pía. La coincidencia hizo que la propia hermana de la santa, Juana, casada con Juan de Ovalle, viviese en la villa de Alba, en casas situadas justo en frente de la del contador, y actuaron como mediadores en este proceso de nueva fundación. A Sta. Teresa le gustaba supervisar día a día la evolución de la construcción de sus sencillos conventos, también le ayudó en este caso S. Juan de la Cruz. Un siglo después se levantaría el de frailes carmelitas en frente, dedicado a San Juan de la Cruz. Podríamos decir que esta plaza de Alba es totalmente carmelita.
Torreón del castillo de los Alba, en Alba de Tormes,
con la autora (Foto SIEMA)
Sta. Teresa mantuvo a lo largo de su vida una gran amistad con la Casa de Alba, especialmente con la Duquesa María Enriquez de Alba, esposa del Gran Duque D. Fernando. Por eso, a pesar de que se encontraba mal y muy cansada, mientras la santa iba camino de su Ávila natal, no dudó en atender la llamada de la Duquesa para pasarse por Alba tras el nacimiento de su nieto. Llegó la santa el 20 de septiembre de 1582, al atardecer, y tuvo que acostarse enseguida. Bendecía a Dios por haber caído mala entre las hermanas carmelitas y comentaba"me siento tan quebrantada que a mi parecer no tengo hueso sano". Paso dos semanas llena de dolores y agotada, hasta que falleció la noche del 4 de octubre. Con el cambio introducido por el Calendario Gregoriano, ese día pasó a ser 15 de octubre, fecha que se sigue celebrando desde entonces. La importancia de Sta. Teresa en la espiritualidad católica y en la historia ha hecho que desde el mismo momento de su muerte se la dieran honores de santa, que en 1614 se la proclamara beata, en 1622 santa y en ,1970, doctora de la iglesia. Todo ello indica el por qué de la majestuosa iglesia que acompaña al sencillo convento carmelita de Alba de Tormés.
El Gran Duque de Alba, Fernando
(Tiziano, colección Casa de Alba)
Muros exteriores de la iglesia (Foto SIEMA)
Desde el exterior se puede seguir la evolución de la construcción de la fundación carmelita. A la izquierda se sitúa el convento. De sencilla construcción, con su característico zaguán. Una sencilla portada de arco de medio punto y escudos de los fundadores. Ahí se localizaban las casas de los Velázquez. Si miramos hacia la derecha, vemos que está la nave de la iglesia primitiva (a más altura que el edificio conventual), con dos ventanas, y la actual puerta monumental a la iglesia. También se percibe en la fachada exterior una puerta cegada. Luego vemos, más elevada y separada por una pilastra de sillería, la antigua capilla mayor, que incluye una ventana similar a las otras. Finalmente el crucero y el cimborrio.
Portada principal de entrada a la iglesia
(Foto SIEMA)
La portada principal, que conduce a una entrada lateral a la iglesia, presenta un gran arco clásico de medio punto, que tiene en las enjutas medallones de S. Pedro y S. Pablo. Lo flanquéan dos columnas estriadas, colocadas sobre plintos decorados. En la parte superior el relieve de la Anunciación entre escudos. Lo cierra el tímpano con Dios Padre y la cruz. La fecha de fundación que aparece en la inscripción está equivocada, no es 1570, sino 71. La iglesia presenta dos fases de construcción: la más antigua, entre 1571-1582, que llega hasta el púlpito e incluye la nave y la antigua capilla mayor; después, entre 1670-1680, se amplió desde la cabecera. Así que sacristía, crucero, cúpula y presbiterio son de un barroco tardío y muy recargado.
Planta de la iglesia, donde se aprecian las diferentes etapas
de construcción ( web carmelitas de Alba)
La primitiva iglesia renacentista se levantó sobre la propia casa de los fundadores y el encargado de la construcción fue Pedro de Barajas: muy alargada, de una sola nave con armadura de madera y una capilla mayor (de planta cuadrada, cubierta por bóveda de crucería nervada según trazas de Rodrigo Gil de Hontañón). Originariamente se cerraba con un testero plano. El altar mayor se situaba en alto (por eso todavía está marcado el comulgatorio en alto, a la altura del lado del Evangelio). A la izda se situaba el coro de las monjas y, delante de las gradas, el sepulcro exento de los fundadores protegido con reja.
Techumbre de entramado de madera en la nave
de la iglesia primitiva (Foto SIEMA)
Techumbre nervada, estilo isabelino, según trazas de
Gil de Hontañón, con la que se cubría la antigua capilla
mayor (Foto SIEMA)
Con la reforma barroca de 1670 desapareció el testero y se copiaron escenas del Juicio Final de la capilla sixtina. En la única nave que existía se abrieron los huecos sepulcrales de los Ovalle (hermana, cuñado y sobrino de Sta. Teresa), frente a la entrada y bajo el coro del órgano. Y el espectacular de los Galarza, en el lado de la Epístola. Ambos de fines del s XVI, este último es obra de Juan Montejo. Los Galarza son los herederos del patronato de la iglesia. Curiosa posición de la mujer, vestida con elegantes ropas nobiliarias, que se sitúa ocupando el arco de la pared. Esa ampliación se llamó "obra real", debido a las limosnas de Felipe IV y su segunda mujer, Mariana de Austria. De esa segunda reforma son las pinturas barrocas de las pechinas en la cúpula, realizadas por Francisco Rizzi en 1674.
Sepulcro mural de Francisco Velázquez y Teresa Laiz
(Foto web carmelitas)
Sepulcro de los Galarza (Foto SIEMA)
Franciso Rizzi, cuadro hexagonal con marcos de estuco dorado
en las pechinas de la cúpula (Foto web carmelita)
La iglesia se pensó en principio para servir de panteón al matrimonio fundador, pero la muerte de la santa en este convento causó un cambio de uso y de trazas arquitectónicas. Primero Sta. Teresa fue enterrada en el antiguo coro bajo, en una caja. Después, en 1600, Juan de Montejo y Alonso Rodriguez contrataron un nuevo sepulcro que se incluía en una fachada clasicista y supuso la colocación del cuerpo en un arca en el coro alto. Después de la beatificación organizaron la zona del coro en tres pisos: uno rehundido como capilla devocional, otro de coro conventual del que se ve el comulgatorio en alto y, por último, el coro en alto con la urna de piedra blanca alabastrada en donde se depositó el cuerpo de la santa. Así que, en 1627, se tuvo que trasladar al lado de la epístola el monumento de los fundadores. De nuevo más cambios. En 1677 se trasladó la urna de piedra al nuevo retablo de la capilla mayor barroca y allí fué sustituido por el actual de mármol.
Fachada clásica con la urna de piedra de 1600
(Foto web carmelita)
Vista del altar mayor actual (Foto SIEMA)
Sepulcro de la santa en el retablo del altar mayor
(Foto SIEMA)
Detalle del sepulcro desde el interior, en el museo
(Foto web carmelita)
En el retablo actual de madera dorada contemplamos, a la izquierda, la predela con la "Adoración de los magos", sobre ella San José con el Niño y S. Juanillo y, por último, el profeta Elías vestido de carmelita. En la calle de la derecha del retablo está representada la "Adoración de los pastores" en la predela. Sobre ella San Andrés y, encima, el profeta Eliseo. En la parte central el sepulcro de la santa, sobre el mismo dos ángeles de mármol. El ático del retablo mayor está presidido por una imagen de Sta. Teresa. En el cuerpo bajo había dos puertas, una destinada a exponer el relicario del brazo y, la otra, el del corazón de la santa. Pero se cambiaron a la zona del lado de la epístola.
Digno de mención es el Museo carmelitiano Teresa de Jesús que hay en este convento. Recorriendo las cinco estancias en que está dividido (antecamarín bajo, camarín bajo, escalera del Duque, antecamarín alto y camarín alto), con decoración barroca en pinturas y mobiliario, podemos contemplar obras de arte relacionadas con la historia del convento: cristo de márfil, esculturas de Vírgenes medievales y renacentistas, cuadros devocionales, cálices, etc.... También libros y manuscritos, la celda donde murió Sta. Teresa, trajes relacionados con la canonización, y muchos objetos relativos a la vida de la santa. Imposible realizar aquí un breve resumen de todo lo que contiene. Os animo a hacer una escapada a Alba de Tormes y visitarlo.
Maribel Piqueras
Digno de mención es el Museo carmelitiano Teresa de Jesús que hay en este convento. Recorriendo las cinco estancias en que está dividido (antecamarín bajo, camarín bajo, escalera del Duque, antecamarín alto y camarín alto), con decoración barroca en pinturas y mobiliario, podemos contemplar obras de arte relacionadas con la historia del convento: cristo de márfil, esculturas de Vírgenes medievales y renacentistas, cuadros devocionales, cálices, etc.... También libros y manuscritos, la celda donde murió Sta. Teresa, trajes relacionados con la canonización, y muchos objetos relativos a la vida de la santa. Imposible realizar aquí un breve resumen de todo lo que contiene. Os animo a hacer una escapada a Alba de Tormes y visitarlo.
Maribel Piqueras
Cartel en el exterior invitándote a recorrer
el Museo (Foto SIEMA)
Celda donde murió Sta. Teresa, convertida en capilla
(Foto SIEMA)
Llaves con las que se abría el sepulcro
de la santa (Foto SIEMA)
Vestimenta que el Duque de Alba se puso para
la canonización de Sta. Teresa (Foto SIEMA)
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