Como veis seguimos nuestro periplo para daros a conocer este bonito pueblo de la Comunidad de Madrid, tan cargado de patrimonio. Hoy me quiero centrar en el propio Palacio Real de Aranjuez y los dos pequeños jardines que lo rodean. La historia de Aranjuez está unida a la orden militar de Santiago, que fue la encargada de su repoblación. Encantado en la zona, el gran maestre de la orden de Santiago, Lorenzo Suárez de Figueroa mandó construir allí una residencia en 1387, situada más al N del actual palacio. También se completó con estanques, jardines y huerta. Pero serán los Reyes Católicos los creadores de Aranjuez como real sitio, al pasar a patrimonio real las órdenes militares. Después, Felipe II convirtió el sitio de Aranjuez en lugar de residencia temporal de la familia real y promulgó unas ordenanzas en las que prohibía establecerse poblaciones allí, salvo la Casa de Oficios para personal dependiente de palacio. Este rey consideraba el Escorial como el centro de poder de un príncipe renacentista y humanista (en este punto unía el saber, la religión y el gobierno), mientras que en Aranjuez, a donde se trasladaba la corte en primavera, simbolizaba el dominio del hombre sobre la naturaleza.
Felipe II en la batalla de San Quintín, de Antonio Moro
1560 (Patrimonio Nacional)
Felipe II encargó a Juan Bautista de Toledo el proyecto de un nuevo palacio, planteándolo como una residencia sencilla, abierta a la naturaleza que lo circundaba. Juan de Herrera continuó las obras y lo aisló del exterior con una serie de jardines íntimos y cerrados. Seguía la tipología de palacete Austria: dos alturas organizadas en torno a un patio y con torres en las esquinas. Las cubiertas eran de pizarra y los muros de ladrillo sin apenas decoración exterior. Las obras comenzaron en 1574, pero sufrió tres importantes incendios que devastaron las maderas, mobiliario y decoración interior (en 1660, 1665 y 1748). Felipe IV invirtió mucho en decorarlo, ayudado por los consejos de Velázquez y por numerosas obras que integraban las colecciones reales. El último de esos incendios destruyó las reformas que había realizado Felipe V, que había decidido respetar los planos originales.
Patio de armas y fachada principal del Palacio
(Foto SIEMA)
Esquina del Palacio Austria, que da al parterre y comienzo
de la ampliación a la izquierda (Foto SIEMA)
Fernando VI y Bárbara de Braganza fueron unos enamorados de Aranjuez. Allí pasaban grandes temporadas organizando diferentes eventos al aire libre: juegos de hípica, conciertos y actuaciones musicales con Farinelli, paseos en el río y por los jardines. Encargaron entonces a Bonavía restaurarlo. Aunque se intentó respetar el trazado de Juan de Herrera, Bonavía creó espacios y decoración completamente barrocos. Es en esta época cuando Aranjuez destaca por su festejos deslumbrantes. Era un sitio de divertimento y, para hacer la ciudad más cómoda, el rey derogó la prohibición de crear poblaciones en este sitio real. Después, Carlos III, aplicaría todas sus ideas ilustradas para dotar a la ciudad de un poblamiento racional y funcional, como ya vimos en otra entrada reciente madridconencanto-siema.blogspot.com.es/2017/05/carlos-iii-y-el-poblamiento-de-aranjuez.html?m=1 . Su arquitecto Sabatini ampliaría el palacio con nuevas alas, haciendo mayor también la plaza de armas y la plaza ovalada. Continuando con la introducción histórica al palacio, nada más comentar que con Carlos IV se hizo tristemente famoso por la ratificación del "Tratado de Aranjuez" con Francia y por su abdicación en el mismo después de los sucesos de Aranjuez. Isabel II también lo visitó y disfrutó en periodos de tiempo muy cortos, pero contínuos. El 7 de febrero de 1851 inauguró la línea de ferrocarril Madrid-Aranjuez. En esa época del liberalismo se creó el Ayuntamiento y la población pasó a tener un estatus administrativo ya independiente del real patrimonio. De Alfonso XII todo el mundo recuerda su carácter altruista cuando abrió las puertas del palacio para crear en algunas salas un hospital para los afectados del cólera en 1885.
Exterior del ala ampliada del palacio que da a la
llamada Plaza de las Parejas (Foto SIEMA)
Inscripción de la época de Carlos III sobre la entrada central
de un ala ampliada ( Foto SIEMA)
Gran plaza ovalada frente a la entrada principal del
palacio (Foto SIEMA)
Monumental bancada de piedra en la Plaza Ovalada
(Foto SIEMA)
Fachada principal del Palacio Real (Foto SIEMA)
Frente a la fachada principal nos encontramos una gran plaza ovalada donde se intercala cesped entre los caminos centrales y circundada por inmensas bancadas de piedra, adornadas por piñas y jarrones con flores (s XVIII. Sabatini). Ante ella se nos abre la fachada de palacio, ampliada por dos sobrios anexos laterales construidos por Sabatini para Carlos III. En el ala derecha, la que da a la Plaza de las Parejas reales, situó una gran capilla en su extremo. En el extremo del ala izquierda se pensó en hacer un teatro, pero al final no se terminó. Esa capilla se comunica por un precioso balcón real con las habitaciones del piso noble. Toda ella está decorada con preciosos estucos dorados y frescos. En la fachada destaca su alegría transmitida por la combinación de diferentes colores: piedra blanca (en los arcos, pilastras, decoración de ventanas, balcones y esculturas), muros de ladrillo rojo y cubiertas de pizarra. En la fachada principal se aumenta un piso la altura. Hay una gran arquería de soportal con pilares de piedra que sostienen arcos de medio punto, entre los arcos pilastras dóricas. Este soportal lo diseñó Bonavía. Encima, la balconada del piso principal con los balcones donde alternan el frontón semicircular con el triangular. Después del segundo piso se sitúa el gran frontón horizontal con el escudo real de Fernando VI y las esculturas de los monarcas que más intervinieron en la construcción hasta Carlos III: Felipe II, Felipe V y Fernando VI. Una balaustrada de piedra recorre toda la cubierta. El tejado presenta dos torres en sus extremos. Destaca la enorme sencillez decorativa exterior de todo el palacio
Las Parejas reales, de Paret, pintado en la plaza que da a la ampliación
derecha del Palacio. Era un juego hípico muy popular entre los cortesanos.
Escalera del Palacio (Foto Lugares que visitar)
Recuerdo a nuestros lectores que este palacio está pensado sobre todo para utilizar los exteriores para fiestas y divertimentos, por eso venían en primavera. Con lo cual, no desarrollan con todo lujo de detalles y materiales la decoración interior. La sobriedad es su característica más importante y tiene unas pocas salas que realmente merecen la pena. La escalera la diseñó Bonavía con una barandilla en hierro y bronce dorado de estilo rococó, con pequeños espacios aislados en los laterales. Grandes arcadas sobre pilares están en los tramos laterales. El techo simula madera. Abajo encontramos tres bustos del Rey Sol, Luis XIV, su esposa Mª Teresa y el Gran Delfín (esculpidos por el francés Coirevox). En la pared cuelga un retrato ecuestre de Alfonso XII de niño (por Herrero de Tejada).
Vista general del Despacho del Rey (Foto Investigart)
Detalle del bifonte pintado por Lucas Jordán
(Foto Investigart)
Detalle cuadro mitológico en el Despacho del rey
(Foto Eugenia, para SIEMA)
Iniciamos nuestro recorrido por la parte de la derecha, el ala del rey que bordea el jardín del mismo nombre. Primero hay un pequeño vestíbulo con la escultura original de Felipe II realizada en mármol por los Leoni y que presidía el jardín del Rey (ahora muy deteriorada). Luego seguiríamos el siguiente recorrido que creo puede ayudaros algo más:
- Sala de Guardias del Rey: de sobria decoración, con azulejos antiguos de la época de Felipe II en el zócalo. Era la sala de alabarderos de Felipe II y hoy han colgado tapices de sus paredes con escenas mitológicas en una serie y otra representa las batallas de Ciro de Persia
- Despacho del Rey: El suelo es el original Austria y, en 1696, Lucas Jordán pintó en medio de la decoración de estucos, escenas relativas a las virtudes del rey Carlos II. En la bóveda superior el bifonte y una de las caras es el propio retrato con mentón y rasgos característicos de Carlos II. Jano bifonte personificaba la soberana inteligencia y prudencia.
- Restos del antiguo Salón de Paisajes, de la época de Felipe IV que, en realidad, era mucho más alargado y recorría todo este ala. De él colgaban cuadros de paisajes pintados en el s XVII, como el de la Fuente de los Tritones realizado por Velázquez ( esta fuente estaba en el jardín de la Isla, hasta que en el s XIX la trasladaron al Campo del Moro)
- Oratorio de la reina MªLuisa: con retablo diseñado por Juan de Villanueva y lienzo pintado por Bayeu)
- Antecámara del Rey: destacan los lienzos del "Suspiro del Moro" (de Espalter) y retratos de "Fernando VI de Nápoles y su mujer, MªCarolina" (de Mengs)
- Sala de pinturas chinas, con decoración de la época de Isabel II
Sala decorada con pinturas chinas
(Foto JDiazarnal)
- Gabinete de la reina MªLuisa o Salón de espejos, decorada por Juan de Villanueva. Se recuperaron unos grandes espejos de Felipe V. Destacan las combinaciones geométricas perfectas del suelo de mármol.
Gabinete de Espejos (Foto Mateturismo)
- Cámara del Rey. Se usaba como el ala de recepción de Francisco de Asís y la mayoría de los cuadros son de Lucas Jordán, con escenas religiosas.
- Comedor de Gala: esta sala es espectacular y mantiene la decoración original de los frescos de la bóveda y los estucos del suelo (ambos pertenecen a Amiconi). Desarrollan un programa alegórico sobre las virtudes de la monarquía. En tiempos de Fernando VI era la sala de conversación.
- Sala de Fumar o Sala Árabe, muy al gusto oriental del s XIX. La usaban sólo los hombres y la decoración minuciosa de estuco imita una de las salas de la Alhambra.
Sala de Conversación de Fernando VI o Comedor de Gala
(Foto Turisteando)
- Salón de Baile: decorado en época de Isabel II y con vistas al parterre
- Tocador de la reina: se conserva el estado original de la época de Isabel II, con tocador de palosanto neobarroco y gusto victoriano en la decoración de mobiliario, marquetería y sedas.
Tocador de la reina (Flickriver)
- Dormitorio de la reina: también con mobiliario de rica marquetería. La bóveda alegórica fue pintada por Zacarías González Velázquez.
- Gabinete de Porcelana: es el más grande de todos los que se conservan en los sitios reales. Era la sala de conversación de Carlos III, con ventanas que dan tanto al jardín de la Isla como al Parterre. La temática es completamente oriental y muy variada. Destacan también las sillas y la lámpara con el mono y el chino subiendo por ella. La porcelana se colocaba mediante placas que iban sujetas por tornillos y proceden de la fábrica de porcelana del Buen Retiro, a donde este rey se trajo los mismo directores y operarios que tenía la de Capodimonte. Por eso en la firma está escrito Gricci, 1763). No olvidar los juegos ópticos geométricos del suelo.
Sala de Porcelana (Foto Mateturismo)
Porcelana con la firma de Gricci y el año en que se hizo
- Despacho de la reina: donde recibía visitas políticas de importancia. Sigue el estilo Carlos IV. Junto a él un pequeño oratorio con el lienzo de un crucificado de Mengs y pequeñas escenas al fresco en la bóveda, con iconografía de la crucifixión.
- Salón del Trono: aquí abdicó Carlos IV. Era un antiguo comedor reconvertido. Alterna consolas barrocas con espejos más neoclásicos. Los sobrios sillones también son de la época de Carlos IV. Los terciopelos rojos y las consolas recuerdan al salón del trono del palacio real de Madrid.
Salón del Trono (web del palacio real)
- Sala de billar
- Saleta isabelina de niños donde cuelgan muchos retratos infantiles
- Anteoratorio: decoración isabelina. Destacan los pequeños cuadros flamencos sobre las maravillas del mundo ( como el Coloso de Rodas o el Escorial) y otra pintura del s XVII de temática religiosa o bodegones.
- Oratorio: construido por Villanueva y Sabatini siguiendo el estilo neoclásico, con pinturas de Bayeu y Maella. Predomina la iconografía mariana y alegre (como la visitación a su prima Isabel o la Adoración de los Reyes). De estilo rococó y muy colorista.
Adoración de los Reyes, de Bayeú (Turismo Aranjuez)
- Cámara de la Reina: con obras de Lucas Jordán con el tema bíblico de Job y mobiliario neoclásico de Sabatini. Para recepciones.
- Saleta de la Reina
- Sala de Guardias de la Reina, por la que se vuelve a salir a la escalera.
- Bajando abajo nos encontramos las salas expositivas de la vida de palacio y la Real Capilla. Esta última fue diseñada con gran originalidad por Sabatini, logrando crear un amplio espacio dentro de la estrechez que le proporcionaba la arquitectura de la planta. Lo consiguió por medio de una pequeña cruz latina, donde el crucero se hacía muy ancho y se cubría de una compleja bóveda. Casi parece planta centralizada. Era una capilla de uso público y los reyes asistían al culto desde la tribuna
Jardín del Rey (Foto SIEMA)
A la izquierda de los jarrones, los restos del Jardín inacabado
de la Reina (Foto SIEMA)
El Jardín del Rey era un jardín íntimo, hasbsburgo, por tanto cerrado al exterior. Bordeaba el ala dedicada a las salas del rey. Herrera planeó un jardín con tapias, nichos para esculturas y grutas. En el centro la pequeña fuente de jade, que representa la fuente de la vida. Alrededor de ella los cuatro jardines geométricos (que indicarían como el agua de la vida llega a los cuatro puntos cardinales y consigue la perfección del mundo). Felipe IV dispuso la gran sala de paisajes que daba a este jardín, colocó también el empedrado actual y los bustos de emperadores romanos en las paredes. El Jardín de la Reina, situado en el lado simétrico, junto a la ría, quedó inacabado.
Vista general del Parterre, con el diseño de jardín romántico
(Foto SIEMA)
Foso de límite del Parterre con la fuente de Hercules
y Anteo de fondo (Foto SIEMA)
Fuente de Ceres (Foto SIEMA)
El Parterre constituye la aportación de los primeros Borbones al paisajismo de Aranjuez. Fué idea de Felipe V y lo diseñó Marchand. Como nota curiosa hay que decir que en esas obras colaboró como delineante un adolescente Ventura Rodriguez, que deslumbró a todos con su capacidad de dibujar y luego llegaría a rápidos ascensos en la corte. En sus orígenes era un jardín abierto al N y cerrado al E con una pared con tres puertas. La responsable de que ese muro se sustituyera por un foso y verja en 1761 es Maria Amalia, mujer de Carlos III. El motivo es que esta reina se veía agobiada cuando se asomaba a las ventanas de su dormitorio y veía el parterre con el muro, sin ninguna perspectiva. Acostumbrada como estaba a los grandes espacios de Nápoles. Carlos III atendió a sus peticiones y creó esa original idea de foso y verja que permitían ver el paisaje. Pero el diseño de jardín que hoy conocemos es del s XIX, con recortes de boj con formas sinuosas, grandes conjuntos como las fuentes de Ceres (diosa de la Agricultura) o de Hércules y Antéo (que vence al hijo de la tierra y representa la fuerza de la monarquía española). Ambos conjuntos y estanques sinuosos fueron diseñados por Zacarías González Velázquez.
Vista del Parterre en s XVIII, por Dominguez (RABSF)
Para terminar nada mejor que descansar y tomar un café bajos los soportales de la Casa de Oficios realizada por Juan de Herrera, en el Café de las Damas. Nos gusta su interior luminoso y minimalista y, sobre todo, su localización con las vistas al palacio. Hasta pronto:
Maribel Piqueras
Café de las Damas, en los bajos de la geométrica y sobria
Casa de Oficios herreriana (Foto SIEMA)
Interior del Café de las Damas (Foto SIEMA)
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