viernes, 18 de junio de 2021

El Terraceo en Madrid: orígenes de las primeras terrazas y evolución.

 Para remontarnos a los orígenes de las terrazas en Madrid, con la concepción moderna del término, hay que mirar a fines del s. XIX. Pero recordemos que en la capital siempre existieron merenderos o ventas donde se servía comida al aire libre. Eran considerados como un sitio de paso o una costumbre para hacer en fiestas y celebraciones como, por ejemplo, durante las romerías. Precisamente la zona de Ventas toma el nombre de este tipo de establecimientos donde se daba un uso comercial y de alimentación, así como en algunos también existía la posibilidad de alojamiento. Eran puestos muy populares y situados en las afueras de la ciudad. Nada que ver con la finura de las terrazas, inspiradas en la moda parisina del s XIX, que se establecen en el centro de la ciudad de Madrid. Esas primeras terrazas de Madrid se localizaron en el Pasaje Matheu, en pleno centro de la capital, entre las calles Espoz y Mina y la calle Victoria.

                  Plano de Texeira donde se ve el convento de la Victoria, que da  nombre a la calle 
              y el gran solar que ocupaba. Todavía no existía la calle Espoz y Mina, que se abrió al 
   tirar el convento para poder continuar alargando la calle paralela a Victoria (SIEMA Matritensis)


Diferentes rótulos indicando el nombre de la calle (SIEMA Matritensis)

                          Pasaje Matheu el día que se inauguró en 1847( BibliotecaNacional )

Tras la desamortización de Mendizábal se pensó utilizar el gran solar que ocupaba el convento de mínimos de San Francisco de Paula , más conocido como la Victoria, y cercano a la importante Puerta del Sol, para construir viviendas, comercios y hacer nuevas calles. Lo adquirió el comerciante de textiles, Manuel Matheu Rodríguez, con la idea de hacer una galería comercial cubierta como las existentes en otras ciudades de Europa. Se construyó entre 1843-1847 y se conocía como pasaje Matheu o del bazar de la villa de Madrid (marca de la ropa de este empresario textil). El arquitecto Antonio Herrera de la Calle fue el encargado de hacer el proyecto. La entrada principal se localizaba en la nueva calle Espoz y Mina, por medio de un arco alto de medio punto, sobre el que se colocaron esculturas alegóricas al comercio. Se veían pilastras corintias en el vestíbulo y pavimento de mármol. Simétricamente se sucedían a uno y otro lado los locales, con entrada rectangular de zócalo de granito y, dentro, mobiliario de lujo con estantes de caoba y adornos dorados. La construcción era de dos alturas y todavía se puede contemplar hoy en día.  En la parte superior destacan, colocadas simétricamente sobre las puertas de entrada al local, las ventanas (con forma de arco rebajado y molduras alrededor, así como el trabajo de hierro original). Todo ello le da un aspecto muy bonito y con cierto encanto de antaño. El pasaje se hizo cubierto por un techo de cristal curvo. 

                   Plano de Francisco Madoz, 1848, donde se ve el Pasaje Matheu ya inaugurado

                          Sucesión de locales iguales en la parte inferior, con zócalo de granito, tal como se ven                                                      en la actualidad (SIEMA Matritensis).

Pasaje Matheu en la actualidad (SIEMA Matritensis)

               Parte superior del antiguo pasaje Matheu, con la sucesión de ventanas de arcos                                                                     rebajados y la rejería original (SIEMA Matritensis)

El apogeo de la empresa duró muy poco y, enseguida empezaron a liquidar los locales, momento que aprovecharon dos franceses para traer esa costumbre parisina de las terrazas a Madrid y se situaron, una frente a la otra, ocupando los locales de salida de la galería y parte de la calle Victoria. El Café de Francia, también conocido como Café francés, se ubicó en los números 6 y 8 de la calle Victoria y el dueño que lo regentaba era un republicano muy simpático y gordito que había huido de París tras la caída de la Comuna, Camille Double se llamaba. Justo al otro lado del pasaje, en el número 4, estaba el Café de París, que lo regentaba un francés monárquico y tenía fama de sitio tranquilo donde jugar o escuchar música. En ambos se podía sentir uno como en Francia: con las típicas canciones francesas al piano, la comida de ostras, dulces, hojaldres de mantequilla, y otras exquisiteces. La idea era lucirse en la terraza, donde le vieran a uno vistiendo la moda elegante de fin de siglo XIX. Pero para los castizos madrileños eso de ver a gente en el centro de la ciudad sentada fuera del local les chocaba mucho y se metían con ellos e ironizaban con que sino tenían suficiente espacio y mobiliario dentro, que tenían que recurrir a sacar las sillas fuera. Estos cafés disfrutaron de la galería cubierta poco tiempo, ya que se descuidó el mantenimiento de la cubierta acristalada y se desmontó en 1874, quedando, eso sí, la calle peatonal con el mismo nombre. Durante la primera guerra mundial se armaba tal jaleo en los cafés, con bailes, verbenas, líos entre el público de uno y de otro, cantos de la "marsellesa", que incluso tuvo que intervenir al policía urbana en 1915. En los años veinte dejaron de existir, pero la costumbre ya había quedado para siempre.

                                        Sitio que ocupaba el Café Francia (SIEMA Matritensis)

                   Punto donde se localizaba el Café París, hoy ocupado por el restaurante Carmela (SIEMA Matritensis)

Ya se había iniciado en la capital una nueva costumbre: elegantes terrazas en el centro. ¡Quien nos iba a decir que las terrazas en Madrid evolucionarían hasta tener la gran importancia que tienen hoy!. En cuanto a la tipología existen varios modelos: unas son terrazas a pie de calle, donde se busca más espacio abierto y tranquilidad. En ellas, por lo general, se puede comer diferentes menús a todas horas, también tomar café o copas. Otras son terrazas situadas en lo alto de edificios, generalmente hoteles, que buscan preferentemente unas buenas vistas panorámicas. Muchas de este tipo se han hecho famosas dentro del ocio nocturno y como locales de copas, más que de buena gastronomía. Incluso, he encontrado en espacios interiores un nuevo modelo de terraza, podríamos decir "subterránea" que resulta realmente curioso. Suelen ser locales de comida o tiendas de moda, que establecen un espacio y lo decoran con plantas y mobiliario de terraza .

                                 La Revoltosa en la histórica Plaza del Rey (SIEMA Matritensis)

              Interior de la Revoltosa, con sus finas columnas de hierro del s XIX (SIEMA Matritensis)

Terraza la Revoltosa, a la derecha estaría la casa de las 7 chimeneas (SIEMA Matritensis)

Animada Terraza Bocanegra, ocupando los jardines del Marqués Casa Riera (SIEMA Matritensis)

Restos del jardín del s XIX, Marqués Casa Riera (SIEMA Matritensis)

Fuente y parte del jardín del Palacete de Santo Mauro (SIEMA Matritensis)

Otro rincón del jardín de Santo Mauro (SIEMA Matritensis)

Escalera de bajada al jardín desde el palacio de Linares. Junto a ella la bonita 
terraza Raimunda (SIEMA Matritensis)


He hecho una selección breve de terrazas de diferentes tipos, por las zonas de Alcalá, Gran Vía, o barrio de Almagro. Todas ellas han sido visitadas con grupos de SIEMA Matritensis y han quedado encantados. Estas primeras que están a pie de calle, especialmente Bocanegra (ocupa el que fue jardín trasero del palacete del Marqués Casa Riera) o Santo Mauro son un verdadero oasis en el centro de la ciudad. En el caso de Santo Mauro, por ejemplo, la cuidada vegetación frondosa que la separa de la calle y el bello rincón de la fuente nos proporcionan la deseada tranquilidad. Si además, estamos rodeados por elegante palacete afrancesado de 1902 mucho mejor. Lo mismo se puede decir de la Terraza Raimunda, del Palacio de Linares, junto a la fuente de mármol de bajada al jardín desde el palacete, y rodeados de tanta historia, así como la curiosa casa de muñecas a tamaño natural. Muy interesantes también las terrazas situadas en la Plaza del Rey.

Vistas desde la terraza del Hotel Principal (SIEMA Matritensis)

Pasarela Sky Bar Riu Plaza España (SIEMA Matritensis)

Cómodos sillones en Sky Bar Riu (SIEMA Matritensis)

Otra vista del sky bar Riu (SIEMA Matritensis)

Vistas del Palacio Real y Almudena desde el sky Bar Riu (SIEMA Matritensis)

Desde el Riú, el primer hotel abajo que se ve, es el Dear hotel. También el último
tramo de la Gran Vía (SIEMA Matritensis)

Terraza y piscina del Dear Hotel (web del hotel)

El Hyatt centric Gran Vía también tiene una maravillosa terraza con vistas panorámicas
(SIEMA Matritensis)

Firma del arquitecto del Hyatt. De 1927 han mantenido algunos elementos
(SIEMA Matritensis)

Escalera años 20 del Hyatt (SIEMA Matritensis)

Con vistas panorámicas, además de las de Cibeles y el Bellas Artes, ambas muy conocidas, sería bueno darse una vuelta por las de los hoteles de la Gran Vía: el Principal, por ejemplo, con sus vistas sobre el edificio Metrópolis, es impresionante. Este hotel se inauguró en el 2010 utilizando parte de las instalaciones del edificio de la Gran Peña, de 1916. La terraza del Hotel de las Letras, en Gran Vía nº 11  (ubicado en el que fue edificio de viviendas para el conde de Artaza, de Cesareo Iradier, con una minuciosa y colorista decoración de 1916-17). El Hyatt se inauguró en el 2018, con su Diana cazadora apuntando al ave fenix del edificio de en frente. Luego, ya al final del último tramo de la Gran Vía, llegando a Plaza de España, encontramos el Dear Hotel  (inaugurado en el 2015) y el sky bar del Riu Plaza de España. Este último edificio, muy famoso en los años 50-70, se salvó de la demolición por iniciativa vecinal, manteniendo su fachada histórica. Además, cuenta con tres terrazas, la más famosa de las cuales es la que se sitúa en el piso 26 o último. Ya que desde ella se pueden observar panorámicas no sólo de la Gran Vía, sino del Palacio Real, el lago y la casa de campo, la parte del museo de América o la sierra.

Parte alta del hotel de las Letras, hoy cadena Iberostar, donde se ubica la terraza (SIEMA Matritensis)

Por supuesto que nos quedan muchas terrazas y zonas sin poder tocar en este post. Madrid está lleno de ellas. Paseo de Rosales, el Lago de la Casa de Campo, los pueblos de las afueras y de la sierra de Madrid, son otras áreas interesantes. Pero hay muchas más que dejaré al lector que las visite libremente. Muy curioso el llamado Invernadero de Salvador Bachiller. Esta marca de moda ya tiene terrazas en otros establecimientos, pero lo curioso de ésta en concreto es que se trata de una terraza subterránea, puesta con mucho gusto con mobiliario de jardín , plantas, suelo de mosaicos o terrazo, etc. Ánimo y a "terracear".

Maribel Piqueras

Detalle del jardín interior o invernadero,  de Salvador Bachiller, en su
local de Gran Vía (SIEMA Matritensis)

El invernadero, de Salvador Bachiller ( SIEMA Matritensis)















         







2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Gracias. Me alegro que te gustara la entrada. A eso me dedico: a difundir el maravilloso patrimonio del que dispone Madrid, para que lo conozcáis y disfrutéis

    ResponderEliminar