Hoy nos vamos a detener en el Museo Arqueológico de Madrid, situado en la calle de Serrano nº 13. La construcción de este enorme edificio de fines del s.XIX se alargó en el tiempo. Iniciado por Francisco Jareño en 1866, durante el reinado de Isabel II, lo terminó el famoso Antonio Ruiz de Salces, inaugurándose en 1895. Los fondos arqueológicos reunidos se trasladaron desde el Casino de la Reina hasta este edificio neoclásico, que comparte sede con la Biblioteca Nacional en su lado de atrás.Se realizaron varias renovaciones, la última y más impresionante de todas fue la inaugurada en abril del 2014, la debida al arquitecto Juan Pablo Rodriguez Frade. Nos permite recorrer las 40 salas del museo y observar todos los tesoros arqueológicos desde la Prehistoria al s XVIII, con criterios expositivos modernos, amplitud en las vitrinas, gran luminosidad o claridad explicativa ( utilizando también las nuevas tecnologías en videos, mapas, etc..). Una gran riqueza arqueológica que no se puede ver en unas horas. Recomiendo ir varias veces al mismo y seleccionar parte del recorrido a realizar, para así poder asimilarlo mejor.Nos recibe una gran fachada neoclásica, con su pórtico de columnas dóricas sobre la imponente escalinata con las esfinges y una balconada con columnas jónicas. También decoran las ventanas y balcones frontones clásicos, buscando ese aire imperial que se dió a los edificios oficiales del s.XIX. La entrada para el público se realiza por la parte de abajo, no por esa escalinata de la foto.
Fachada principal (foto SIEMA)
En Madrid con Encanto tengo pensando insertar varios post sobre este museo. Hoy daremos algunos flashes sobre la planta primera.
Nos recibe la PROTOHISTORIA (Salas 10-15). En ella veremos los importantes cambios que se dieron en el primer milenio antes de Cristo: la escritura, el uso de monedas, dominio de la metalurgia y la aparición de la cerámica con torno, que convivió también con los otros tipos de cerámica existentes. Las dos grandes culturas que dejaron huella en la Península hasta el s VI a.C fueron los Fenicios y los Tartessos. Los primeros cruzaron todo el Mediterráneo fundando colonias comerciales como, por ejemplo, Gadir (Cádiz).Eran grandes comerciantes que nos trajeron la influencia oriental en el arte o ritos funerarios. Por eso vemos en las vitrinas dioses egipcios o iconografía persa. Los fenicios dejan de venir cuando su capital, Tiro, es conquistada por los babilonios en el s. VI a.C. En nuestra tierra convivieron al mismo tiempo que los famosos tartessos. De esta civilización tartessa ya nos habla Herodoto en el s.VIII a.C y comenta el gran nivel cultural y económico que había alcanzado. Podemos ver su gran desarrollo en los tesoros de Aliseda y de Carambolo. El primero pertenecía a la tumba de dos aristócratas y el segundo a un santuario. Todavía hoy los diseñadores de joyas se basan en esas bolas de los brazaletes de Carambolo o en los filigranas y técnica oriental de Aliseda en algunos de sus modelos. Pero seguimos sin saber por qué desaparecieron los tartessos y sus ciudades sin dejar rastro. Aún a día de hoy sigue siendo un misterio.
Tesoro de Aliseda (foto SIEMA)
Tesoro de Carambolo (Foto SIEMA)
Después pasaríamos a los Iberos. Con este nombre los griegos denominaban a grupos culturales diferentes que había en la Península ibérica desde el s VI a.C hasta la llegada de los romanos. Existían íberos, celtíberos (más en las mesetas) y celtas al N con su importante trabajo metalúrgico y sus decoraciones nórdicas. Los íberos estaban asentados más hacia el S y E de la Península Ibérica y su desarrollo económico y cultural era mayor que los otros grupos. Opusieron gran resistencia a los romanos y nos han dejado gran cantidad de yacimientos. Destacan la "Bicha de Bazalote" de gran influencia oriental o las "Damas de Baza y de Elche". La Dama de Elche se localizó antes que la de Baza y esta labrada de manera más minuciosa. Se utilizó como urna funeraria de esa bella aristócrata. Algunos historiadores piensan que las roleas y decoración son el origen de los ornamentos de las falleras valencianas. Incluso que el recogido triangular en el peinado de estas damas podría ser el origen de la peineta española. También la Dama de Baza es una escultura de carácter funerario, pero de cuerpo completo, esculpida en caliza policromada. Una belleza de pieza.
Dama de Elche (Foto SIEMA)
Parte de atrás de la Dama de Elche, con el hueco para cenizas
(Foto SIEMA)
Dama de Baza (Foto SIEMA)
La HISPANIA ROMANA (Salas 18-22)
Nuestro territorio de Hispania fue muy duro de conquistar. Después de 200 años de lucha, en el 19 a.C Augusto consiguió triunfar sobre las últimas resistencias de Cántabros y Astures. La sala 18 nos introduce en los elementos unificadores de la dominación romana, como la ley, las comunicaciones, los avances tecnológicos, la lengua o el ejército. En la 19 nos ambientaremos en las ciudades hispano-romanas, su organización urbanística en torno al foro, los juegos y espectáculos públicos, el comercio, los talleres. Muy interesante la vitrina dedicada al vidrio, elemento que los romanos convirtieron en uso cotidiano. Su sentido práctico se llega a ver hasta en las joyas usadas por las mujeres romanas. Después, de las necrópolis y variadas formas de enterramientos usadas por los romanos, pasaríamos a los mosaicos. Es importante hacer una parada en el patio (Sala 20) para contemplar esculturas romanas, especialmente la impresionante de la Emperatriz Livia, mujer bella e inteligente, la esposa de Octavio Augusto, el primer emperador romano.
Nuestro territorio de Hispania fue muy duro de conquistar. Después de 200 años de lucha, en el 19 a.C Augusto consiguió triunfar sobre las últimas resistencias de Cántabros y Astures. La sala 18 nos introduce en los elementos unificadores de la dominación romana, como la ley, las comunicaciones, los avances tecnológicos, la lengua o el ejército. En la 19 nos ambientaremos en las ciudades hispano-romanas, su organización urbanística en torno al foro, los juegos y espectáculos públicos, el comercio, los talleres. Muy interesante la vitrina dedicada al vidrio, elemento que los romanos convirtieron en uso cotidiano. Su sentido práctico se llega a ver hasta en las joyas usadas por las mujeres romanas. Después, de las necrópolis y variadas formas de enterramientos usadas por los romanos, pasaríamos a los mosaicos. Es importante hacer una parada en el patio (Sala 20) para contemplar esculturas romanas, especialmente la impresionante de la Emperatriz Livia, mujer bella e inteligente, la esposa de Octavio Augusto, el primer emperador romano.
Mosaico romano de los trabajos de Hércules ( Foto SIEMA)
Ley romana en placa de bronce (Foto SIEMA)
Uno de los patios interiores del Museo, con las
modernas escaleras al fondo (Foto SIEMA)
ANTIGUEDAD TARDÍA (Sala 23)
En esta sala alargada conviven diferentes momentos culturales. Por un lado de la Diócesis Hispaniarum de Diocleciano, cuando dividió la Hispania en cinco provincias, vemos como el Cristianismo genera una nueva cultura que sigue manteniendo el arte romano, pero con novedades iconográficas. Sobre todo tras el emperador Teodosio, que declaró el Cristianismo como religión oficial del Imperio en el 381.Ahora hay cada vez más símbolos cristianos en el arte: primero tímidamente, el crismón con el alfa y omega, para luego tener bellos sarcófagos con escultura de alto relieve ya con escenas evangélicas, como el elaborado sepulcro de la catedral de Astorga
Sepulcro de la Catedral de Astorga, en el que podemos contemplar, en el centro Adan y Eva,
y a la derecha, la multiplicación de los peces y panes (Foto SIEMA)
Pasamos ahora a la importante herencia visigoda. Estos pueblos visigodos consiguieron hacerse fuertes en la Península sobre otros pueblos bárbaros, especialmente con Leovigildo. Será tras la conversión de Recaredo en el III Concilio de Toledo (589) cuando se den las obras más importantes de su cultura. Al ser un pueblo migratorio no destacan en la arquitectura, pero sí en la decoración escultórica, especialmente relieves de talla plana, biselada, con motivos geométricos o vegetales muy característicos de los pueblos bárbaros: capiteles, canceles de separación, sus típicas cruces, baldaquinos). Su mayor aportación fueron las artes suntuarias: bronces, empuñaduras de espadas, coronas votivas o fíbulas. Muy interesante la historia del descubrimiento del tesoro de Guarrazar( s. VII), la llegada de sus piezas al Louvre y la recuperación de las mismas para España. En este blog lo mencionamos de pasada todo. Si el lector quisiera profundizar más, siempre recomendamos realizar algunas de las visitas personalizadas para grupos, empresas o personas individuales. Se puede contactar por la web www.siema.es o mpiqueras@siema.es y estaremos encantados de atenderles. La técnica visigoda del repujado, el cloissoné o los cabujones hacen de las coronas votivas y de la orfebrería algo muy original. Por ejemplo, la corona de Recesvinto, no era para ponérsela el rey, sino que la dejaba como ofrenda sobre el altar, por eso cuelgan del techo.
Coronas votivas del Tesoro de Guarrazar ( Foto SIEMA)
Baldaquino visigodo (Foto SIEMA)
Ventana geminada visigoda, con el arco de herradura visigodo y su típica cruz
(Foto SIEMA)
Dentro de esta misma sala 23 pasaríamos al MUNDO MEDIEVAL: AL-ANDALUS. Su rápida penetración en la Península desde el 711, primero como Emirato dependiente de los Omeyas de Damasco y, luego, con Abderramán I, Emirato independiente. Hay una maqueta muy clara sobre la Mezquita de Córdoba, comenzada en el s VIII por Abderramán I, sobre la basílica visigótica de San Vicente, de la que utilizaron las columnas y capiteles. De ahí su originalidad, ya que las columnas visigóticas provocaban que la techumbre fuera muy plana y baja, con lo que idearon el sistema que caracteriza a la mezquita de Córdoba: colocanron sobre esos capitales unos pilares sobre los que cabalgan arcos de medio punto, unidos por arcos de herradura. Así se eleva la techumbre, haciéndola a su vez mas ligera y colorista con las dovelas en crema y rojo. La mezquita se fue ampliando hacia el Guadalquivir, dejando descentrado la parte más sagrada, el mihrab. Durante el califato se construyó la mayor parte de la misma. Otra curiosidad es que el muro de la quibla no está orientado hacia el E, es decir, hacia la Meca, sino hacia el S, que es por donde se va hasta llegar a Arabia. El arte califal, la decoración en estuco o márfiles, el arte de los reinos de Taifas como la Aljafería de Zaragoza o el arte Nazarí se puede observar en algunos de estos objetos que aquí se nos muestran. El reino Nazarí gozó de gran esplendor, además con períodos de paz por las relaciones diplomáticas con los reinos cristianos, lo que le permitieron hacer palacios esplendorosos con el conjunto de la Alhambra, sobrio al exterior, pero muy rico y decorado al interior o un comercio de sedas, marfiles y cueros importante.
Pila de abluciones de Almanzor, del periodo califal (Medina Azahara, Foto SIEMA)
Detalle de la decoración del salón de la Aljafería en Zaragoza
(Foto SIEMA)
Lámpara de la Mezquita de La Alhambra
(Foto SIEMA)
Cipo árabe toledano (Foto SIEMA)
LOS MUDÉJARES( Salas 24-26)
En estas salas observamos la originalidad de una cultura que sólo se da en España, los mudéjares. Se trata de la población árabe que vive en territorios cristianos. Las autoridades castellanas o aragonesas les dejaron mantener sus costumbres, religión, tribunales y lengua. Al trabajar esos decoradores para edificios cristianos, mantuvieron su técnica árabe y la mezclaron con la iconografía o función cristiana diferente de esas construcciones o decoraciones. Importantes ejemplos son la techumbre de la cadedral de Teruel, que incluye escritura árabe, el arco del Palacio de los Reyes de León, capiteles, puertas de sagrarios con las lacerías mudéjares. O la armadura ochavada del beaterío sevillano de la Santísima Trinidad, con los atauriques y lacería mudéjares de madera ( Sala 25). Terminaremos nuestro recorrido con la espectacular Cúpula de Torrijos, del Toledo del s XV, realizada en estuco y madera del desaparecido palacio del Duque de Maqueda de Torrijos. Donde los mocárabes o lacerías árabes se mezclan con las conchas de peregrino, la decoración en ajedrez o las siglas cristianas.
En estas salas observamos la originalidad de una cultura que sólo se da en España, los mudéjares. Se trata de la población árabe que vive en territorios cristianos. Las autoridades castellanas o aragonesas les dejaron mantener sus costumbres, religión, tribunales y lengua. Al trabajar esos decoradores para edificios cristianos, mantuvieron su técnica árabe y la mezclaron con la iconografía o función cristiana diferente de esas construcciones o decoraciones. Importantes ejemplos son la techumbre de la cadedral de Teruel, que incluye escritura árabe, el arco del Palacio de los Reyes de León, capiteles, puertas de sagrarios con las lacerías mudéjares. O la armadura ochavada del beaterío sevillano de la Santísima Trinidad, con los atauriques y lacería mudéjares de madera ( Sala 25). Terminaremos nuestro recorrido con la espectacular Cúpula de Torrijos, del Toledo del s XV, realizada en estuco y madera del desaparecido palacio del Duque de Maqueda de Torrijos. Donde los mocárabes o lacerías árabes se mezclan con las conchas de peregrino, la decoración en ajedrez o las siglas cristianas.
Arco del desaparecido Palacio de los Reyes de León y, al fondo, la
techumbre del beaterio sevillano (Foto SIEMA)
Techumbre de la catedral de Teruel (Foto SIEMA)
Cúpula de Torrijos (Foto SIEMA)
Este Museo Arqueológico o MAN está tan bien pensado y es tan completo, que como negocio con encanto he preferido quedarme en el propio museo. La cafetería tiene una carta pequeña, pero sabrosa y de buena cocina, con el aliciente de la terraza de verano. En la tienda también se puede encontrar material y regalos relacionados con las colecciones del Museo Arqueológico. Quiiero añadir la atención prestada por todo el personal del Museo en todo momento. Para saber más www.man.es Nada más animaros a recorrerlo. Hasta pronto
Maribel Piqueras
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